Los inversores siguen preguntándose cómo deben posicionar sus carteras este 2021, con la pandemia de Covid-19 golpeando aún a la economía y con la vacunación apenas dando sus primeros pasos. Desde la gestora Schroders han seleccionado cinco gráficos clave para ayudar a tomar conciencia del entorno actual y seleccionar así la mejor estrategia a seguir los próximos meses.
El análisis, realizado por Azad Zangana, economista y estratega europeo senior de Schroders, es claro: hay que tomar cada detalle en consideración antes de llegar a una conclusión. Estos son los cinco gráficos que todo inversor debe tener en cuenta este año.
1. El Covid solo detuvo temporalmente los flujos hacia los activos de riesgo
La pandemia de coronavirus fue el tema de inversión dominante el año pasado y, durante un breve periodo en la primavera, afectó gravemente a las carteras. Esto provocó que los mercados de activos de mayor riesgo, como las acciones y los bonos corporativos, cayeran notablemente en Semana Santa, aunque la ayuda llegó en forma de estímulo fiscal y monetario.
Los tipos de interés se redujeron hasta alcanzar mínimos históricos o hasta igualar los niveles más bajos del pasado. Los bancos centrales también reiniciaron una agresiva flexibilización cuantitativa, lo que implicó la compra de grandes cantidades de bonos y otros valores, con el objetivo de aumentar la liquidez y la estabilidad en el sistema financiero y, fomentar los préstamos.
“Estas medidas ayudaron a subir a los activos de riesgo, por lo que los mercados de renta variable y de bonos corporativos terminaron el año en positivo”, explica el experto de Schroders, que recuerda que los tenedores de bonos del Estado y de oro “también obtuvieron buenos resultados” gracias a la liquidez adicional proporcionada por las medidas de estímulo. Esto lleva a pensar que los activos de riesgo siguen siendo una buena opción este 2021.
2. La creciente marea de liquidez no ha levantado todos los barcos
Por otro lado, comenta Zangana, aunque la renta variable mundial terminó el pasado año con una rentabilidad total positiva, hubo "enormes diferencias entre las distintas regiones y sectores". Evidentemente, apunta, algunos sectores, como el de los proveedores de servicios informáticos y de comunicaciones, se beneficiaron de los confinamientos relacionados con la pandemia, lo que contribuyó a elevar el peso del sector tecnológico en el índice Nasdaq hasta máximos históricos.
Frente a eso, los productores de materias primas tuvieron dificultades debido al desplome de la demanda, mientras que los bancos también se quedaron rezagados, ya que la política monetaria laxa redujo los tipos de interés y afectó a la rentabilidad de los bancos.
"Las restricciones relacionadas con la pandemia han durado más de lo previsto", dice el analista. De hecho, aún se mantienen y se están endureciendo en algunas zonas por el aumento de los contagios, aunque cree que "deberían levantarse en los próximos meses, a medida que el número de casos disminuya y se distribuyan las vacunas". Y eso, indica, dará como resultado "una mayor recuperación en aquellos mercados que tuvieron una rentabilidad inferior el año pasado".
3. Los bonos del Estado ofrecen rendimientos limitados en el futuro
La gestora insiste que en 2020 tanto la renta variable como la deuda pública generaron rentabilidades positivas, y "esto solo ha sucedido en contadas ocasiones y, normalmente, cuando se inyectan enormes cantidades de liquidez en los mercados financieros", como ocurrió en respuesta al Covid-19. Sin embargo, las rentabilidades de los bonos soberanos de referencia a 10 años se encuentran en mínimos históricos o cerca de ellos.
"Dado que los precios de los bonos suben a medida que los rendimientos caen, estos niveles implican que será difícil lograr más ganancias significativas en los precios", remarca Zangana. De hecho, la previsión de Schroders es que los tipos de interés de los bancos centrales en los principales mercados se mantengan en 2021 y, para la mayoría, también en 2022. Asimismo, cree que la flexibilización cuantitativa dure la mayor parte de este año, lo que "debería aliviar la presión para que los rendimientos de los bonos suban y proteger a los tenedores hasta cierto punto".
Aunque también considera que es probable que los inversores "opten por reducir sus tenencias de bonos" este año. Si no lo hacen, dice, mantener estas estas posiciones en sus carteras tendrá como único objetivo "cubrir" su exposición a activos de mayor riesgo.
4. La recuperación traerá un rendimiento inferior a las monedas refugio
"Con los rendimientos de los bonos soberanos tan bajos, los inversores han estado utilizando coberturas alternativas, como el dólar estadounidense y el yen japonés, con gran efecto". Esto ocurrió en marzo de 2020, cuando el valor de estas dos divisas, percibidas como activos refugio, subió bruscamente, para luego descender lentamente según avanzaba el año.
El escenario base de Schroders anticipa una "fuerte recuperación económica en la mayor parte del mundo, por lo que también esperamos que las divisas refugio tengan una rentabilidad inferior". No obstante, remarca, en caso de que se produzca otra crisis, el dólar y el yen volverían a ser los favoritos.
5. La burbuja del bitcoin ha vuelto, y probablemente volverá a estallar
Por último, la gestora señala que uno de los grandes temas de conversación en los mercados es el "repentino resurgimiento del bitcoin y la percepción de que podría ser una clase de activo viable". Sobre todo tras las últimas noticias, como la compra de Tesla de 1.500 millones en la criptomoneda y el anuncio de que la aceptará como medio de pago próximamente, lo que ha llevado al activo digital a marcar nuevos máximos históricos.
"Muchos defensores del bitcoin señalan la enorme liquidez liberada por los bancos centrales para ayudar a la economía, y advierten de que acabará provocando inflación. Por su diseño, la criptomoneda tiene una oferta limitada, por lo que sus partidarios la promueven como un activo real que debería prosperar si la inflación aumenta", comenta Zangana.
El experto de Schroders afirma que en realidad "es difícil precisar exactamente por qué o cuándo las criptomonedas ganan y pierden popularidad", sobre todo teniendo en cuenta que el bitcoin se vendió masivamente junto a la mayoría de los activos de riesgo en marzo de 2020 y, en un principio, no reaccionó mucho a los anuncios de los bancos centrales de aumentar la flexibilización cuantitativa. De hecho, recuerda que el repunte no comenzó hasta octubre, aunque desde su máximo ha perdido más del 25% de su valor "sin una razón obvia, lo que pone de manifiesto tanto su alto riesgo como su rentabilidad errática".
Tesla ha sido el último en añadir el bitcoin a su cartera, algo que ya están considerando hacer muchos inversores. "Vale la pena preguntarse por qué utilizar una criptomoneda que no tiene presencia física, en lugar de un activo real como las materias primas o el inmobiliario. La respuesta para demasiados de estos inversores será su rentabilidad pasada basada en la especulación", concluye.