La inteligencia artificial (IA) ha sido este año y seguirá siendo en 2025 el 'gran tema'. Los últimos resultados de Nvidia han reavivado el debate sobre su rentabilidad. Sin embargo, más allá de eso, para la gestora BlackRock está claro que hay que aprovechar las oportunidades de inversión que ofrece, y da las pautas para hacerlo.
"Creemos que la IA generará nuevas fuentes de ingresos, aunque aún es incierto quién capturará más valor: los proveedores de infraestructura de IA o los desarrolladores que la utilicen para crear aplicaciones innovadoras basadas en IA", reconocen sus estrategas.
Así, consideran que la oportunidad de inversión abarca toda la 'pila tecnológica', desde la infraestructura en la nube y los nuevos chips, hasta las aplicaciones, con "un gran potencial en las capas fundamentales donde se concentra la experiencia y el capital".
En opinión de BlackRock, las comparaciones entre lo que se vive actualmente con la inteligencia artificial y lo que se vivió en el pasado con las puntocom no son adecuadas.
La inversión anual en centros de datos y chips para IA podría superar los 700.000 millones de dólares para 2030
"La calidad de las ganancias y la eficiencia del capital tecnológico son hoy mucho más sólidas. Además, a diferencia de la era de las puntocom, las sólidas ganancias respaldan las valoraciones actuales de las megacapitalizaciones".
La concentración actual del mercado de valores refleja, en opinión de BlackRock, un escenario en el que da la impresión de que "el ganador se lo lleva todo". Sin embargo, la gestora opina que si la concentración se debe a una transformación, no tiene por qué implicar fragilidad del mercado.
Respecto a las preocupaciones sobre la sobreinversión en IA, los gestores las consideran "válidas", pero reconocen al mismo tiempo que probablemente el retorno de la inversión se materialice en los próximos años.
"Para nosotros, los niveles de gasto de capital de las grandes tecnológicas son sostenibles, con ingresos esperados que compensarán estas inversiones mucho más rápido que en la era de las puntocom. En nuestra opinión, la sobreinversión debe evaluarse en su conjunto, dado el potencial de la IA para desbloquear nuevas fuentes de ingresos en toda la economía".
Añaden desde BlackRock que los mercados privados pueden ofrecer exposición a empresas de crecimiento temprano que impulsan la adopción de IA en sectores no tradicionales. "Creemos que un enfoque de inversión activa con un sólido conocimiento técnico es crucial para identificar a los futuros ganadores en industrias como servicios públicos, industriales e inmobiliarias".
IMPLICACIONES MACRO
Las estimaciones del impacto de la IA en el crecimiento económico varían desde modestas hasta sustanciales, lo que subraya la alta incertidumbre sobre su evolución.
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Alphabet y la IA o el motivo por el que sigue siendo 'compra' para Bank of AmericaBlackRock cree que, a corto plazo, la IA podría generar mejoras modestas en productividad al hacer más eficientes a los trabajadores. A largo plazo, su capacidad de impulsar la innovación podría ser transformadora, expandiendo el conocimiento y la capacidad de oferta, lo que podría aliviar la inflación y potenciar el crecimiento, asegura.
Estos expertos explican que actualmente estamos en la fase 1: el despliegue. Añaden que, a medida que los modelos de IA se vuelven exponencialmente más complejos, la inversión anual en centros de datos y chips para IA podría superar los 700.000 millones de dólares para 2030, equivalente al 2% del PIB anual de EEUU. "Creemos que esta escala de inversión representa una oportunidad crucial para los mercados de capitales y los inversores".
Este nivel de gasto podría aumentar la inflación, especialmente a través de mayores costes de energía a corto plazo. En opinión de estos estrategas, las enormes necesidades energéticas de la IA podrían tensar las redes eléctricas en el corto plazo, ralentizando su progreso. Sin embargo, las ganancias en eficiencia podrían compensar parte del incremento inicial en la demanda de energía.
En la fase 2, BlackRock prevé que la IA se desplegará de manera desigual entre sectores, redefiniendo potencialmente la producción, el trabajo y el consumo. "Esto podría crear nuevos empleos y transformar los existentes, aunque el mercado laboral necesitará tiempo para adaptarse", concluye.