¿Qué retos afronta el mercado energético europeo en 2024? Esto prevé Schroders

En la gestora destacan que Europa aún no está fuera de peligro en materia de seguridad energética

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Proyectos renovablesQUALITAS ENERGY

La seguridad energética de Europa sigue siendo una gran preocupación para los inversores, sobre todo, a medida que se acerca el invierno. La guerra de Ucrania puso en el foco la necesidad de apostar por la transición hacia energías limpias. Pero ¿está el Viejo Continente preparado para hacer frente a los potenciales retos que podría plantear el mercado energético en 2024?

Tras los temores de que Europa pudiera quedarse sin gas en 2022 después de que Rusia cortara las exportaciones tras el inicio del conflicto con Ucrania, Noruega se ha convertido en el principal proveedor gasístico.

La combinación de temperaturas invernales suaves, precios energéticos más bajos y el impulso de las importaciones de gas natural licuado (GNL) de proveedores internacionales garantizaron que Europa sobreviviera al pasado invierno y pudiera planificar el futuro.

"El año pasado fue un invierno relativamente suave y las medidas de reducción del consumo tuvieron éxito porque todo el mundo tiraba en la misma dirección. Cabe preguntarse si podrán repetirse estos esfuerzos. ¿Quieren los ciudadanos reducir de nuevo la actividad industrial o la temperatura del agua?", señala Karin Kaiser, directora de mercados privados para Europa de Schroders Greencoat.

Unas incertidumbres que persisten en medio del inicio de la transición del sistema energético europeo, donde el plan REPowerEU permitió una reducción del consumo de gas de un 19% (el 15% era el requisito mínimo) entre agosto de 2022 y enero de 2023.

"Es probable que los precios de la energía se mantengan de forma constante más altos que hace 18 meses. Una parte significativa del suministro de gas se ha sustituido por GNL, con contratos a largo plazo y relativamente caros. Hemos visto cómo estos precios persistentemente altos de la energía han afectado a algunos países, en particular a Alemania, dada la gran intensidad energética de su economía", añade Kaiser.

Sin embargo, si persiste el estancamiento industrial y económico y el invierno de este año vuelve a ser suave, los precios del gas podrían seguir siendo moderados.

Pero la nueva dependencia del GNL hará que los precios europeos de la energía sean más sensibles a las interrupciones de suministros a nivel mundial.

"Esperamos que el mercado energético en Europa siga siendo frágil. Aunque los precios del gas han retrocedido desde máximos debido a una menor demanda seguirán siendo volátiles, ya que tanto la guerra de Ucrania como el conflicto de Israel amenazan el suministro mundial. Las posibles nuevas interrupciones del suministro de GNL por las huelgas de los trabajadores australianos en las plataformas de gas en alta mar también se suman a estas preocupaciones a corto plazo", indica Mark Lacey, responsable de recursos de renta variable globales de Schroders.

A ello hay que sumarle la competencia con China, que reabre su mercado después de Covid y demanda más energía, así como la continua dependencia de Rusia para el GNL, actualmente el segundo mayor exportador de GNL después de Estados Unidos.

"Europa compite directamente con Asia por los cargamentos de GNL procedentes de Qatar y Estados Unidos. Asia está poniendo una cantidad desproporcionada de capacidad fija de importación de GNL, frente a toda la capacidad flotante de Europa", insiste el experto.

Y es que el Viejo Continente necesita "desesperadamente estas importaciones para los próximos tres o cuatro años y éste es uno de los retos de la transición energética. Estamos viendo un aumento continuo de la contratación a largo plazo de los precios de la energía. Esto significará que empezarán a llegar mejores rentabilidades al sector de la generación renovable, lo que está acelerando la demanda", agrega Lacey.

PERSPECTIVAS DE INVERSIÓN EN RENOVABLES

Desde el anuncio de la política de Green Deal en 2019, cuyo objetivo es lograr la neutralidad climática para 2050, Europa se ha quedado rezagada en la carrera mundial por las tecnologías limpias.

El país con más visión de futuro y seguridad energética del mundo en estos momentos es Estados Unidos. Con todo, los analistas creen que la situación en el continente europeo puede cambiar.

"Con el Fondo de Recuperación de la UE, Europa era líder en transición energética, pero se ha quedado atrás. En el Reino Unido hay un problema de política energética: las conexiones a la red son deficientes, las subastas de parques eólicos son insuficientes y la incertidumbre paraliza los proyectos. Pero creo que esto cambiará en Europa en el transcurso de los próximos seis a doce meses, y se obtendrá un impulso político positivo, razón por la cual preferimos más exposición europea que estadounidense en este momento", subraya Lacey.

En estes sentido, para Schroders, la transición energética sigue siendo la mayor necesidad de infraestructuras y capital que Europa ha visto en muchas décadas.

"Se ha producido una fuerte revalorización del mercado de las energías renovables. En la actualidad, los retornos de las renovables operativas se acercan a los dos dígitos, mientras que hace dos años activos similares ofrecían retornos no apalancados del 5 al 6%. Al mismo tiempo, no vemos mucha liquidez en el mercado, lo que convierte al sector en una buena oportunidad de compra", asevera Kaiser.

SECTORES QUE LIDERAN LA TRANSICIÓN

Los expertos insisten en que es necesario que se acelere la inversión de Europa en materia energética. Ante este escenario, la transmisión de energía y su almacenamiento serán los dos pilares que más protagonismo cobren en los próximos años.

"Aún no hemos visto inversiones a escala de utilities en toda Europa. Lo mismo ocurre con el hidrógeno, ya que la mayor parte de los electrolizadores europeos se construirán a finales de la década. Aunque hay mucho interés en el sector, probablemente se están llevando a cabo menos proyectos de los que nos gustaría. Unas energías renovables baratas y un mejor apoyo normativo son factores clave para acelerar la inversión en estos sectores", comenta Kaiser.

Además, está cambiando la forma en la que el mundo utiliza la energía, por lo que se va a necesitar energía eólica, solar y almacenamiento en baterías. Así como una infraestructura de red que haga frente al aumento de la carga eléctrica intermitente procedente de las renovables.

"Con más de 100 billones de dólares aún por gastar en las diferentes cadenas de valor de aquí a 2050, la oportunidad de inversión es enorme, y muchos sectores se beneficiarán a medida que avancemos en la transformación que nos espera. Nos corresponde a nosotros, como inversores, identificar los segmentos -y las empresas que los componen- que mejor pueden captar este capital y convertirlo en crecimiento patrimonial", concluye Lacey.

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