El ‘ecopostureo’ es la última de las batallas a las que se van a enfrentar algunas de las grandes gestoras internacionales. Esta práctica -también conocida como ‘ecoblanqueo’ o ‘greenwashing’- consiste en que ciertas empresas hacen ver que son más ‘verdes’ y sostenibles de lo que son en realidad, con el objetivo de que los fondos que tienen incorporados a su estrategia criterios éticos no las dejen de lado y las metan en su cartera. Algunas compañías lo consiguen, pero otras no. Los fondos que logran detectar estos fraudes son más rentables, según Robeco.
“La inversión socialmente responsable ya no se limita a reducir el universo de inversión a las empresas ‘con mejor puntuación’. Supone reflexionar mucho sobre la sostenibilidad y cómo afecta a las empresas y a las estrategias de inversión”, asegura Masja Zandbergen, responsable de Integración ASG de Robeco.
En todas las estrategias cuantitativas de Robeco, cuando dos valores presentan igual puntuación financiera en un factor, se atribuye mayor ponderación al que tiene una mejor puntuación ASG, en criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo. En sus estrategias por fundamentales, los criterios ASG afectan a la valoración, esto es, al precio objetivo.
Según un análisis interno de la gestora holandesa, en su fondo de renta variable global han observado que, en los últimos dos años, en torno al 75% de las valoraciones de las compañías han sido ajustadas después de la asimilación de los criterios ASG. Y esta integración ASG, combinada con la exclusión de los sectores de tabaco y armas controvertidas, ha representado aproximadamente un 22% del diferencial de rentabilidad positivo entre 2017 y 2018, afirma la experta.
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AXA propone crear "bonos de transición", el paso previo a los bonos verdesEl fondo objeto del estudio, el Robeco Global Stars Equities, rentó un 9,7% en 2017 y cerró con un -4,8% en 2018, una caída mucho menor que la de las bolsas globales, según Morningstar. Este año se revaloriza cerca de un 16,5%. Está gestionado por Jan Keuppens y Michiel Plakman.
“Los clientes que quieren invertir en estrategias sostenibles buscan sencillamente que su dinero no vaya a empresas ‘malas’ en términos ASG, aunque esto se encuentre ya reflejado en la cotización de sus acciones”, pone de relieve Zandbergen.
UN EJEMPLO DE ‘ECOPOSTUREO’
Para entender lo que es el ‘ecopostureo’ o ‘ecoblanqueo’, Robeco pone de ejemplo en su informe la comparativa entre las huellas de carbono de dos empresas de telefonía móvil cualesquiera. Una empresa ha externalizado todas sus operaciones, mientras que la otra se encuentra integrada verticalmente. La primera presenta una huella de carbono reducida, mientras que la de la segunda es mucho mayor. “Es una mera ilusión. Naturalmente, fabricar teléfonos móviles genera aproximadamente la misma huella. Pero esto no se ve en los datos”, puesto que la gran mayoría de inversores autodenominados ‘éticos’ se lanzarían a por la primera compañía.
“Hace falta conocimiento y criterio para darse cuenta”, advierte esta experta. “Si no dedicamos recursos a fijarnos en este tipo de cosas o si los analistas no comprenden este tipo de aspectos, no podremos integrar estructuralmente la sostenibilidad”, critican desde Robeco. La moraleja es que no es suficiente con evitar a las compañías "malas". También hay que saber discernir en un segundo nivel de análisis entre las compañías buenas o muy buenas (las verdaderamente rentables por ser sostenibles) y las empresas 'regulares', aquellas que no son malas de por sí pero hacen 'ecopostureo'.