Invertir en China es una apuesta diversificadora, pero arriesgada. Es una de las principales conclusiones de Clément Inbona, gestor de fondos de la gestora francesa La Financière de l’Echiquier (LFDE).
Según este experto, “la economía china se abre de nuevo", pero "es improbable" que esté experimentando "un auge similar al de los países occidentales después del fin de los confinamientos en 2020".
En su opinión, "para el inversor con espíritu aventurero, invertir en China es ciertamente una apuesta diversificadora, habida cuenta de la singular dinámica económica y financiera actual, pero también es una opción arriesgada, por la considerable opacidad que planea sobre Pekín”.
Según afirma, "los contactos diplomáticos entre Pekín y Washington parecían adentrarse en una senda de normalización, pero la anulación en el último minuto de la visita del Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, ha recordado lo frágil que es la relación entre las dos potencias. La razón principal de esta 'incomparecencia' es el misterioso globo que sobrevolaba a gran altitud el territorio estadounidense, un suceso que simboliza la bruma que envuelve a China en numerosos planos".
Inbona añade que "en el ámbito sanitario, un espeso velo sigue cubriendo Pekín. El coste humano de la reapertura todavía no se conoce y probablemente no se conozca nunca, pero podemos apostar a que es dramático".
"El reverso de la reapertura, tan imprevisible como brutal, es el levantamiento de los obstáculos a la buena marcha de la economía china, una vez pasado el tsunami de la epidemia. Así lo indican algunas señales débiles: afluencia en las líneas de metro y los cines, tráfico en las grandes aglomeraciones o ventas de automóviles", argumenta.
Sin embargo, opina que "la tasa de ahorro sigue siendo muy elevada y obstaculiza automáticamente el consumo. En enero, los precios a la producción descendieron un 0,8% interanual y fueron más bajos de lo previsto, una prueba de que las tensiones en los primeros eslabones de la producción todavía son inapreciables. Los precios al consumo, que han aumentado un 2,1% en tasa interanual, se mantienen en niveles contenidos, al contrario que los aumentos históricos que registran la zona del euro y los EEUU".
"Por el contrario", valora, "en el plano monetario la trayectoria es clara. En contraposición a las políticas restrictivas que se llevan a cabo prácticamente en todas partes, el banco central chino parece decidido a abrir el grifo monetario para estimular el crédito e impulsar la recuperación. Con una inflación contenida y una política moderadamente expansiva desde la aparición del Covid, la entidad dispone de mucho más margen que sus homólogos, cuyas acciones excesivamente expansivas requieren ahora una postura restrictiva".
Por último, Inbona afirma que "en el plano geopolítico, detrás del 'globo espía' se esconden sin duda unas aspiraciones más importantes. Aunque la voluntad de integrar Taiwán está clara, los medios para conseguirlo no lo están tanto. A nivel comercial, la guerra fría sigue plenamente vigente, por un lado, con los países occidentales protegiendo los semiconductores y sus tecnologías y, por otro, con Pekín erigiendo murallas para preservar su liderazgo en la producción de equipos fotovoltaicos, una tecnología clave para la transición energética. Estas medidas proteccionistas conforman un juego de suma negativa. La cuestión es saber quién será el gran perdedor".
Por tanto, reitera este gestor, "para el inversor con espíritu aventurero, invertir en China es ciertamente una apuesta diversificadora, habida cuenta de la singular dinámica económica y financiera actual, pero también es una opción arriesgada, por la considerable opacidad que planea sobre Pekín".