El consejero delegado de BlackRock, Larry Fink, sigue siendo objeto de críticas. En esta ocasión, Bluebell Capital Partners, una firma de inversión activista británica, ha pedido la dimisión y el relevo de Fink al frente del mayor gestor de activos mundial por “hipocresía” en los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) de la firma.
“Vemos que BlackRock respalda una serie de malas prácticas desde una perspectiva de gobernanza, social y medioambiental que en realidad no está en sintonía con lo que dicen”, ha denunciado Giuseppe Bivona, codirector de inversiones de BlueBell, quien ha señalado en un comunicado enviado a ‘CNBC’. “En nuestra última campaña activista en Richemont, se han opuesto al aumento de la representación en el consejo de los inversores que poseen el 90% de la empresa de uno a tres. Realmente no creo que esto sea lo mejor para el inversor y, por supuesto, no es lo mejor para ningún accionista”, ha añadido.
Bivona, cuya firma cuenta con una reducida presencia del 0,01% en BlackRock, también apuntó a la promesa que la gestora dirigida por Fink hizo a sus clientes en 2020 de abandonar las inversiones en carbón, que, según afirmaba en su carta a los clientes sobre sostenibilidad, ya no justificaba “la lógica económica o de inversión a largo plazo”. Sin embargo, Bivona ha recordado que BlackRock sigue siendo uno de los principales accionistas de empresas como Glencore y las “mineras intensivas en carbón” Exxaro, Peabody y Whitehaven.
“Permítanme decir que cuando el precio del carbón era de alrededor de 76 dólares por tonelada, BlackRock estaba hablando esencialmente de desinvertir. Ahora que el precio del carbón es de 380 dólares por tonelada, están hablando de propiedad responsable. Creo que hay una alta correlación entre la estrategia de BlackRock sobre el carbón y el precio del carbón”, ha denunciado Bivona.
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Larry Fink: "Los nuevos unicornios serán 'start-ups' para la descarbonización"La respuesta de BlackRock ha sido escueta, asegurando que “en los últimos 18 meses, Bluebell ha llevado a cabo una serie de campañas para promover su agenda climática y de gobernanza”. “BlackRock Investment Stewardship no apoyó sus campañas ya que no consideramos que fueran en el mejor interés económico de nuestros clientes”, ha añadido la gestora.
En enero de este año, Fink señaló en su carta anual a los directos del mundo que “los próximos 1.000 unicornios no serán motores de búsqueda ni redes sociales, sino empresas innovadoras sostenibles y escalables; start-ups que contribuirán a la descarbonización del mundo y conseguirán situar la transición energética al alcance de todos los consumidores”. “Gracias a la colaboración de los gobiernos con el sector privado se logró desarrollar las vacunas de la Covid-19 en tiempo récord. Cuando combinamos el poder del sector público y del privado logramos cosas realmente increíbles. Esto es también lo que debemos hacer para alcanzar la neutralidad de carbono”, añadió Fink.
Bluebell también ha acusado a BlackRock de haber “politizado el debate ESG”, señalando que su defensa pública en esta misiva anual llevara a una franja de estados estadounidenses controlados por los republicanos a desinvertir en activos gestionados por BlackRock en protesta por las políticas ESG de la gestora.