En un mundo con cada vez más gestión pasiva, los fondos activistas alzan la voz en las empresas. Son más y entre ellos están casas que tradicionalmente se han limitado a invertir sin mojarse en las compañías. A los históricos activistas de Elliot o Starboard, se les suman ahora gestoras como Fidelity, T. Rowe Price, Neuberger Berman o M&G. En España, destacan las campañas acometidas en Bankia y EDP.
El número de inversores batió su récord en 2019 con 147 fondos activistas, entre los que se incluyen 43 primerizos sin antecedentes en activismo accionarial. En total, estos fondos lanzaron 209 nuevas campañas, y dos de ellas se centraron en empresas españolas, como son Bankia y EDP. Según un informe reciente del banco de inversión Lazard sobre los fondos activistas, los sectores industriales, tecnológicos y de energía siguen siendo los más abordados.
La creciente importancia activista se refleja en los consejos de administración de las compañías. Los fondos activistas han elevado sus puestos en los órganos de gobierno, con 122 nuevos en 2019. “Se han centrado en empresas que son buenas pero que podrían ser mejores y, por lo tanto, tienden a adoptar un abordaje más colaborativo en lugar de uno agresivo”, explica el informe.
El capital agregado invertido por los activistas el año pasado, en torno a los 42.000 millones de dólares, refleja sin embargo una pequeña caída respecto a los niveles de 2017 y 2018, cuando estuvo en torno a los 60.000 millones. Pese a ello, los fondos siguen ampliando su rango de acción fuera de Estados Unidos y el activismo en empresas no estadounidenses representa ya un 40% de la actividad, frente a un 30% en 2015. En Europa, ha habido diez campañas menos en Reino Unido, pero se han incrementado en Francia, Alemania y Suiza. Y, por primera vez, Japón ha sido la jurisdicción no estadounidense más abordada por los activistas accionariales, con 19 campañas y 4.500 millones en capital invertido.
DE ELLIOTT Y STARBOARD A FIDELITY Y T. ROWE PRICE
Los fondos Elliott Management y Starboard Value siguen siendo los grandes protagonistas del activismo accionarial, y aglutinan más del 10% de la actividad global en campañas. El 80% del capital que Elliott desplegó en 2019, cuyo monto total fue de 8.400 millones, se concentró en cuatro campañas: AT&T, SAP, eBay y Marathon. Otros fondos activistas famosos son CIAM, Sachem Head Capital, Icahn Associates, Praesidium, Legion Partners, Third Point, D.E. Shaw o Corwex.
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El mayor inversor privado de Bankia quiere fusionarla con ING y busca apoyosPero el activismo va a más y ya es una práctica que llevan a cabo gestoras tradicionales cuyos fondos antes solo invertían a largo plazo, pero sin posicionarse ni iniciar campañas en las compañías. Algunas de las que más rápida e intensamente están acogiendo al activismo son T. Rowe Price y Neuberger Berman. La primera se mojó en EQT y DXY, y la segunda participó en las campañas de Verint y Ashland. Otras gestoras que han dado este paso son Fidelity (junto a Baillie Gifford, en Essilor Luxottica), M&G Investments (en Methanex) o Wellington Management (en Bristol-Myers Squibb).
En España, fue muy sonada durante el pasado otoño la campaña que lanzó el fondo Artisan Partners contra una hipotética fusión entre los bancos Bankia y Sabadell. Artisan, el mayor accionista de Bankia después del FROB, propuso una alternativa: la integración del banco semipúblico español en el gigante holandés ING, del que también es un accionista significativo. A los pocos días, Bankia enfrió la sugerencia de Artisan y reivindicó un “horizonte en solitario”.