Sin miedo a la recesión y buenas perspectivas para las bolsas, aunque más moderadas que antaño. Esa es la principal conclusión a la que llegan los gestores de fondos. El balance de 2019 ha sido extraordinariamente positivo para los mercados y la continuidad parece garantizada, al menos durante la primera mitad del 2020. "La bolsa seguirá siendo el mejor activo a largo plazo, pero quizá pague por debajo del histórico 6% medio". En la cuarta edición de MarketWatch, una mesa redonda organizada por Bolsamanía y Banca March, expertos de distintas firmas de inversión de primera fila también analizaron el devenir de la renta fija y el Ibex, dos de los activos favoritos del inversor español.
Uno de los mensajes clave que deja el 2019 es que “hemos constatado que la temida recesión de beneficios no se ha producido” y, por lo tanto, “esperamos un 2020 también positivo en cuanto a las bolsas”. Según Íñigo Colomo, director de Inversiones de March Asset Management, “no tiene por qué ser necesariamente un ejercicio de doble dígito, pero estando los beneficios de las empresas mantenidos, creemos que también será un año de buenos retornos”.
Este diagnóstico es compartido por Francisco Quintana, director de Estrategia de Inversión de ING: “La bolsa seguirá siendo el activo con mejor binomio rentabilidad-liquidez a largo plazo, pero quizá pagará menos en el futuro, por debajo del histórico 6% medio”. Aunque los retornos esperados sean más humildes, no hay que dejar pasar el tren de la renta variable, y para eso se necesita una mayor educación financiera entre los clientes.
"La disyuntiva no es bolsa o hipoteca, sino bolsa o depósito”, puntualiza Quintana. El depósito medio de una familia española es 45.000 euros, un ahorro que está aparcado sin rentabilidad con los tipos de interés oficiales en terreno negativo. “Si, de esa cantidad, la mitad saliera en gastos extraordinarios, lo que resta no daría siquiera para dar la entrada a una casa y, sin embargo, sí que tiene un alto coste de oportunidad estando en el depósito y no en bolsa", contrapone el experto.
RENTA FIJA, A LA ESPERA DE LA INFLACIÓN
Para los que sean más conservadores y destinen sus ahorros a los bonos, en 2020 “hay que pensar en la inflación”, augura Sebastián Velasco, director general para España y Portugal de Fidelity. Como recuerda el directivo, “durante muchos años, hemos estado partiendo de la base de que no va a haber inflación. Sin embargo, las políticas de relajación cuantitativa de los bancos centrales, sumadas a los previsibles estímulos fiscales de este año por parte de los países, las presiones inflacionistas derivadas de los aranceles y un Estados Unidos donde se ha comportado muy bien el mercado de empleo, son factores que pueden generar inflación”.
El mercado de deuda es, posiblemente, el activo más difícil de gestionar para los profesionales con el escenario actual, a caballo entre los tipos negativos y la burbuja en el escalón que separa los bonos con grado de inversión de los especulativos. "Los nuevos tiempos exigen que los gestores invirtamos de forma distinta y, en renta fija, será una obligación”, afirma Fernando Aguado, director de Inversiones de Fonditel. “Si el contexto actual se alarga, habrá que hacer apuestas con mayor convicción en activos que hasta ahora eran considerados marginales”. En su opinión, “la sobrediversificación en activos tradicionales no siempre añade valor, especialmente en términos de rentabilidad".
DUDAS CON ESPAÑA
En España, el descuento con el que cotiza el Ibex frente a sus comparables europeos le hace ser uno de los activos con más potencial para el próximo ejercicio. Así lo cree Bankia Asset Management. “Nuestras compañías tienen unas buenas perspectivas de beneficios, aunque vemos mucha dispersión entre ellas. Algunas han subido mucho y otras se han quedado muy atrás, y hay muchas empresas muy penalizadas que pueden hacerlo realmente bien”, según Iciar Puell, gestora de renta variable en la firma.
La experta es optimista con los bancos españoles, aun sopesando su alto peso en el Ibex y el entorno de tipos bajos en el continente. “Uno de los hitos que ahora estamos considerando es subir un poco el peso en la banca. Con el cambio en el BCE, si no se bajan más los tipos, los bancos pueden hacerlo menos mal de lo que lo han hecho”, augura.
Las dudas llegan cuando se habla del nuevo Gobierno y de sus posibles medidas macroeconómicas. “La perspectiva de un gobierno débil y poco favorable a la libertad de empresa nos ha llevado a reducir nuestro optimismo respecto de la economía española”, reconoce Almudena Benedit, directora de Gestión de Carteras de Julius Baer. “Por ejemplo, si se sube demasiado el salario mínimo interprofesional, España puede perder mucha competitividad”, alerta la experta, al tiempo que “el sentimiento empresarial se ha deteriorado, porque se espera una presión fiscal sobre las compañías y mayores costes regulatorios”.