En 2018, la mayor gestora del mundo, BlackRock, votó casi 159.000 propuestas de compañías a lo largo de 89 países distintos. Aunque la firma nunca se ha calificado como un activista duro, de los que van sistemáticamente contra los consejos, su activismo -en volumen- cada vez es mayor. El año pasado, a quien más puso en jaque fue a las compañías europeas, el doble que a las estadounidenses. En un 55% de sus juntas votó en contra de una o más recomendaciones del equipo gestor de la empresa en cuestión.
Según el BlackRock Investment Stewardship de 2018, la gestora liderada por Larry Fink votó en un 55% de las juntas de empresas europeas, de Oriente Medio y África en contra de alguna de las propuestas del equipo directivo, un porcentaje que también es alto (el 50%) en el caso de las compañías americanas, entre las que se incluyen latinoamericanas y canadienses pero se excluyen las estadounidenses. En estas últimas, sin embargo, el porcentaje de ‘desacuerdo’ total o parcial por parte de BlackRock se rebaja al 29%, el más bajo por regiones.
La firma de inversión americana, no obstante, quiere quitarse de encima el estigma de que sistemáticamente se pone del lado de los inversores activistas y, por ende, en contra de las compañías, a las que supuestamente quiere presionar desde dentro.
Los inversores activistas son accionistas que acumulan posiciones relativamente grandes en las acciones de una empresa, ya sea directa o indirectamente, y que pueden solicitar cambios en las estructuras operativas o de dirección, en la asignación del capital o expresar su oposición a una transacción acordada de fusión o adquisición.
CRITICADA POR PABLO IGLESIAS Y PODEMOS EN ESPAÑA
En España, políticos de la izquierda como Pablo Iglesias han repetido sistemáticamente en campaña electoral el nombre de fondos de inversión de la talla de BlackRock, Blackstone o Cerberus para cargar contra lo que establecen es ‘el gran poder en la sombra’. Iglesias ha llegado a afirmar que gestoras internacionales como BlackRock tienen “más poder que el Parlamento” e, incluso, “controla más el mercado inmobiliario que el Ministro de Fomento”.
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Larry Fink (BlackRock): "La mala preparación para la jubilación da alas al populismo"“Algunos asesores corporativos tienen la percepción errónea de que mantenemos relaciones con activistas a expensas de las juntas y los equipos de administración. Sin embargo, la mayoría de las interacciones que tenemos con los fondos de activistas se centran en situaciones específicas de la empresa. Nuestro objetivo es siempre apoyar los mejores intereses a largo plazo de la empresa”, defiende BlackRock en su último memorándum de voto.
La mayor firma de inversión del mundo justifica que, “cuando se trata de competencias de proxy, nuestra posición inicial es apoyar a la administración” de la empresa, y “cuando nos relacionamos con activistas, es solo una vez que toda la información relacionada con su campaña se hace pública”. BlackRock añade que “incluso cuando apoyamos a los activistas, adoptamos un enfoque moderado y rara vez apoyamos a los miembros activistas suficientes como para que tomen el control de una junta directiva”.
De las diez grandes capitalizadas del Ibex 35, BlackRock tiene derechos de voto totales de entre el 4,9% y el 5,9% en seis de ellas: BBVA, Santander, Amadeus, Iberdrola, Telefónica y Repsol. Sin embargo, no tiene asiento en ninguno de los consejos, ni en otros del Ibex, según se desprende de la CNMV.
En 2018, BlackRock votó casi 159.000 propuestas en más de 17.150 juntas en todo el planeta. De media, en un 38% de las juntas votó en contra de una o varias recomendaciones de los gestores de la empresa en cuestión, si bien únicamente fueron un 8% las propuestas votadas en contra de la recomendación del equipo gestor de la compañías.