"Una 'parálisis fiscal' puede ser un problema si la Fed envía la economía a una recesión"

Los expertos analizan las posibles implicaciones de las elecciones 'midterm' en EEUU

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El presidente de EEUU, Joe Biden

El mundo mira este martes 8 de noviembre a Estados Unidos, donde se celebran las elecciones de mitad de mandato ('midterm'). La cita con las urnas llega en un momento clave para la economía del país y los sondeos de opinión apuntan a que los demócratas perderán escaños tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.

Una postura neutra, resultante de la imposibilidad de que los republicanos y la Casa Blanca ‘muevan el dial’ de forma significativa en materia de impuestos y gastos, sería probablemente algo positivo en las actuales condiciones cíclicas”, comenta Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers.

La economía de Estados Unidos no atraviesa su mejor momento y se presenta como la principal preocupación para los votantes. La inflación del país se situó en el 8,2% en septiembre y la subyacente, en el 6,6%. Para 'domar' esta escalada de precios, la Reserva Federal (Fed) está endureciendo su política monetaria y los tipos de interés ya se encuentran en el 3,75%-4%.

El mercado laboral estadounidense, por su parte, continúa siendo sólido y su moderación se está produciendo a un ritmo más lento del esperado, lo que justificaría un freno en las subidas de tasas por parte del banco central que llevaría el tipo de interés terminal, o máximo, de EE.UU a alrededor del 5%. Sin embargo, Stéphane Monier, Chief Investment Officer de Lombard Odier, considera que es "muy probable que el coste de contener la inflación se traduzca en una recesión en Estados Unidos".

En este difícil contexto económico, las elecciones se han convertido en un hecho de suma relevancia para el país. Asimismo, el entorno político también se encuentra muy dividido y polarizado, lo que según Monier hará que el resultado electoral tarde unos días en conocerse debido a que "algunas papeletas serán objeto de impugnaciones legales".

No obstante, independientemente del estado de la economía estadounidense o la popularidad del presidente en ejercicio, "el partido en el poder suele perder terreno en las elecciones de mitad de mandato. Es poco probable que 2022 sea una excepción. El presidente Joe Biden cuenta con unos bajos índices de aprobación que rondan el 40%, y la inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles de los alimentos y la energía, se mantiene en su nivel más alto desde agosto de 1982, lo que frena la disposición de los consumidores a gastar", indica Monier.

POLÍTICA FISCAL

A pesar del escenario polarizado, desde Lombard Odier ven pocas posibilidades de que se produzcan cambios significativos en los impuestos, la legislación medioambiental o las restricciones a las empresas tecnológicas. "A corto plazo, un Congreso elegido recientemente con una mayor proporción de republicanos puede decidir empujar a EEUU hacia una lucha política sobre el techo de la deuda del país, obligando al gobierno de Biden a realizar recortes presupuestarios. Antes de las próximas elecciones presidenciales de 2024, un Congreso más polarizado supondrá sin duda un menor gasto fiscal", analizan.

Para Gilles Moëc, en un escenario marcado por la alta inflación, "el ‘no hacer nada nuevo’ en el frente fiscal puede ser exactamente lo que la economía estadounidense necesita en este momento”. Sin embargo, “durante el período 2022-2024, un estado de "parálisis fiscal" podría ser un problema si la Fed se equivoca en su calibración y envía a la economía a una recesión más profunda de lo necesario o desencadena un accidente de estabilidad financiera que requiera la intervención del gobierno”.

El gobierno de Biden ya ha aprobado estímulos fiscales por valor de 1,2 billones de dólares "para aumentar el gasto en infraestructuras", otros 390 millones de dólares para estimular la transición a energías más limpias y 280.000 millones de dólares para mejorar la innovación y la inversión en la industria de semiconductores del país. "Estos programas no se revertirán, incluso si el control de una o ambas cámaras del Congreso pasa al Partido Republicano", afirma Monier.

En lo que respecta al dólar, los expertos de Lombard Odier siguen 'sobreponderando' la divisa estadounidense y apuestan porque su fortaleza siga vigente hasta el segundo semestre de 2023. Hasta entonces, "el endurecimiento de la liquidez mundial, la ralentización del crecimiento y la ventaja de los Estados Unidos en términos comerciales apoyarán al dólar. Una vez que los bancos centrales cambien a políticas monetarias más neutrales y que la economía china se haya reabierto, el dólar podría experimentar una mayor debilidad. Como consecuencia, en un horizonte de tres meses, vemos el euro-dólar cotizando a 0,98 y alrededor de 0,93 dentro de un año", concluyen.

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