La agencia de valores Q-Renta echa el cierre año y medio después del escándalo del MAB. La firma catalana, dirigida por Jaume Miquel, se ha dado de baja ante la CNMV tras renunciar voluntariamente a su licencia tras la fuerte salida de clientes y agentes financieros que trabajaban con ella.
El pasado verano, la CNMV abrió hasta tres expedientes sancionadores contra Q-Renta. Le acusó de manipulación de mercado, conflicto de interés y deficiencia en la llevanza de registros de órdenes. Estas prácticas tuvieron lugar entre 2015 y 2017.
El pasado octubre, una jueza de Barcelona dio luz verde al “embargo preventivo” de la sede de la agencia de valores, una medida cautelar que había solicitado el despacho Iuris Factor para garantizar que la firma tiene fondos para responder ante una eventual condena dineraria por la pérdida del patrimonio que había gestionado de los clientes a los que representaba. Antes, Asufin (la Asociación de Usuarios Financieros) había presentado la primera demanda civil contra Q-Renta, donde reclama entre 200.000 y 400.000 euros a la agencia de valores.
Sostiene que Q-Renta invirtió de forma inadecuada gran parte de su patrimonio en empresas del MAB, en las que posteriormente se descubrió que los gestores de la agencia tenían intereses económicos. La CNMV dio la voz de alarma al suspender los reembolsos de los fondos y sicav asesorados por Q-Renta debido a la iliquidez de estas compañías. Algunos de los fondos afectados fueron el Annapurna y el Esfera RV Internacional, de Esfera Capital.
En julio de 2018, Trea Asset Management y Q-Renta llegaron a un acuerdo por el cual los fondos y sicav intervenidos por su alta exposición al MAB serían gestionados desde ese momento en exclusiva por Trea. Así, Esfera y Credit Suisse (quienes le pusieron la carcasa de los productos a Q-Renta y se encargaban de la operativa diaria) ya no tendrían nada que ver con los mismos.
LOS CABECILLAS DE Q-RENTA
Q-Renta tenía como accionistas a un grupo familiar, de la mano de Jordi Martí, Guillem Junyent y David Albacete, entre otros. Miquel, su director general, no era socio del proyecto y tampoco captaba clientes y, según una fuente próxima a la entidad ya extinguida, es poco probable que monte un nuevo proyecto de inversión por su cuenta tras este escándalo.
La agencia de valores convocó una junta general extraordinaria el 21 y el 22 de noviembre. En su orden del día, se aprobó el cese del consejo de administración y nombramiento de un administrador único.
