La oportunidad era inmejorable, pero las ‘fintech’ españolas no la han aprovechado del todo. Con el coronavirus, se esperaba que los ahorradores e inversores españoles se lanzaran en masa a usar los neobancos, ‘roboadvisors’ y cualquier otro tipo de ‘fintech’ en detrimento de los bancos tradicionales, pero no ha sido así. Lo reconoce el cofundador y consejero delegado de MiCappital, una de las ‘fintech’ más importantes del panorama nacional. Sin embargo, de la crisis se han extraído otras conclusiones igualmente útiles: “El público objetivo se ha reducido, pero se ha vuelto más agresivo en sus necesidades de inversión”.
La opinión de MiCappital es una de las más valoradas entre el sector español del ‘fintech’ desde que ganara en 2017 el BBVA Open Talent. Tras dos meses y medio de confinamiento por el Covid-19, su máximo responsable echa la vista atrás para sopesar lo aprendido. “Hemos generado más contenido y hemos estado mucho más encima de los clientes. Cuando el cliente está más asesorado, suele cometer menos errores”, revela Miguel Camiña. Primera lección de la crisis.
En marzo, el mes más duro del coronavirus, esta firma de asesoramiento financiero online no tuvo bajas de clientes y, sin embargo, el 60% invirtió más aprovechando las fuertes caídas de las bolsas. El consejo de los expertos fue “no invertir todo de una, sino de forma escalonada”, y gracias a este sencilla pauta, el patrimonio asesorado por MiCappital, entre la revalorización de los activos desde mínimos y las nuevas aportaciones, se ha disparado un 30% respecto al nivel previo al estado de alarma, hasta los 22 millones de euros.
El modelo de asesoramiento de la ‘fintech’ madrileña consiste en trabajar sobre la gama de productos financieros que tienen los bancos con los que operan sus clientes, ya sea una arquitectura abierta o cerrada. En especial, asesoran sobre fondos de inversión por su transparencia, fiscalidad, diversificación y gestión profesional, pero también incluyen los planes de pensiones, los seguros, los depósitos o las cuentas remuneradas.
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La mitad de los inversores no están satisfechos con las 'wealthtech' durante el CovidCon un cliente medio cuyos ahorros ascienden a 12.000 euros, la firma dispone de tres tarifas distintas: gratis para los que quieren probar, donde lo único a lo que se puede acceder es a un cálculo del perfil de riesgo y a una asignación de activos recomendada; desde dos euros (plan a medida) solo los meses que el cliente gana, con una selección de fondos pormenorizada o recomendaciones de cambio cuando el mercado se mueve, y una tarifa plana de 20 euros al mes (plan ampliado) donde el inversor, además de todo lo anterior, se reúne por Skype con su asesor personal.
La segunda lección que sus responsables han extraído de la pandemia es que, quizá, tengan que aspirar a un trozo de la tarta más pequeño, aunque más comprometido con sus inversiones. Según un estudio interno realizado por la firma antes de la crisis, en España hay unas 40 millones de cuentas corrientes sin asesorar, calificadas de clientes potenciales que pierden poder adquisitivo con los tipos al 0%. Pero el coronavirus también ha dado un revolcón a estas proyecciones. “El público objetivo se ha reducido al 30% de ese total. El 70% mayoritario es gente con mucha incertidumbre que necesita liquidez, porque está sin empleo o bien está en un ERTE. Pero el 30% que sigue queriendo pasar de ahorrador a inversor, está más concienciado sobre la necesidad de invertir y se ha vuelto más agresivo en sus necesidades de inversión. Antes, tomaba decisiones en semanas y, ahora, las toma en minutos. La bajada de las bolsas les han hecho ponerse las pilas”, justifica Camiña. Son ahorradores que “quieren y necesitan asesoramiento”.
COLABORAR CON LA BANCA, NO COMPETIR
Y en ese asesoramiento, los bancos se apoyarán en terceros jugadores, pero no van a desaparecer ni tampoco van a ceder demasiado terreno. Tercera lección de la crisis. Camiña prevé que bancos, ‘fintech’ y tecnológicas colaboren en ciertas partes del negocio de los primeros (como los pagos electrónicos o el asesoramiento sobre inversiones), algo que ya ocurre hoy día y es “mucho más probable” que las teorías de algunos gurús acerca de que las segundas o las terceras ocuparán su hueco.
“Las ‘fintech’ o las grandes tecnológicas van a tener una cuota más grande que la actual, es obvio, pero los bancos modificarán algunos aspectos de cómo hacen su negocio y se relacionan con los clientes y, por tanto, no desaparecerán”, opina el máximo responsable de MiCappital. Es más, en España, las ‘fintech’ todavía están arrancando. “A los neobancos, que son los más conocidos, mucha gente por la calle ni siquiera los ubica. Los españoles tienen una relación de amor-odio con su banco. No terminan de fiarse del todo del producto que les ofrecen, pero sí valoran estar dentro de una entidad grande”, reconoce Camiña.
Así, el futuro pasa por la colaboración entre sectores, no por la competencia directa. También por la especialización y la innovación, y las inversiones de impacto jugarán un papel relevante. MiCappital ya estudia cómo poner un pie en este nicho. “La inversión de impacto, además de mejorar el mundo, tiene que ser rentable. En las entidades, es difícil encontrar productos de calidad. Muchas se ponen la medalla ASG e ISR, pero el cliente en numerosas ocasiones no gana dinero o, si lo gana, le falta información relevante de las métricas extrafinancieras”, critica este asesor. En este nuevo paso, en MiCappital “queremos parecernos más a una ‘start-up’ de microcréditos o energías sostenibles que al ‘roboadvisor’ de un banco que tiene uno o dos fondos bautizados como sostenibles”. Un futuro que ya es presente.