Javier Marín ya ha definido cómo será el cliente VIP al que se quiere dirigir con su ‘nuevo’ Self Bank. Ha establecido en 500.000 euros la barrera de entrada para los futuros clientes del banco privado que está conformando de la mano del capital riesgo americano Warburg Pincus. Algunos de los clientes actuales por debajo de esa cifra ya están recibiendo cartas en las que se les avisa de que, en dos meses, se cancelarán sus contratos.
Diversas fuentes consultadas por este medio aseguran que el proyecto de banca privada que está diseñando Marín para la vuelta del verano se centrará en clientes a partir de los 500.000 euros. Es lo que está trasladando el ex consejero delegado de Santander a sus nuevos banqueros y a clientes potenciales. Esta barrera está a caballo entre la banca privada y la banca personal, según de la entidad de la que se trate, aunque en todos los casos se trata de clientes sofisticados, con un patrimonio elevado y con necesidad de asesoramiento financiero, a los que el ‘nuevo’ Self Bank aspira.
Marín ha lanzado una fuerte ofensiva para competir desde septiembre por las grandes fortunas del país y ultima su puesta de largo. Tiene nueva sede en Colón, en pleno centro financiero de Madrid, ha fichado a un director de Inversiones (Carlos Pérez Parada, de Andbank) y ya ha incorporado a unos 50 banqueros en plantilla, la gran mayoría del antiguo Banif y el actual Santander Private Banking, pero también de Bankinter. Entre los pasos que aún le quedan por dar, está el anunciar el nuevo nombre de la entidad, que cerrará su etapa pasada como Self Bank.
El banquero español planea tener 15.000 millones de euros en cinco años y sacar el ‘nuevo’ Self Bank a bolsa, como adelantó Bolsamanía. La opción secundaria que maneja Warburg Pincus es venderlo a otro grupo si recibieran una oferta suculenta. Sea cual sea la alternativa escogida transcurridos los cinco años, es el proceder habitual de los fondos de capital riesgo.
SELF BANK ECHA A LOS CLIENTES MÁS PEQUEÑOS
Algunos de los clientes actuales por debajo de los 500.000 euros establecidos por Marín como nueva barrera de entrada ya han recibido una carta en la que se les avisa de que, en dos meses, se cancelarán sus contratos. Este tipo de clientes son de los que se quiere desprender Marín. Bolsamanía ha tenido acceso a una de estas cartas. Están firmadas por Fernando Egido, el actual director general, y el banco se ampara en la cláusula 7.1 de las Condiciones Generales del Contrato de Prestación de Servicios.
Noticia relacionada
Javier Marín planea tener 15.000 millones en cinco años y sacar Self Bank a bolsaEsta cláusula establece que cualquiera de las dos partes -el banco o el cliente- puede dar por finalizado el contrato en todo momento de su vigencia comunicándolo a la otra parte. Si es a instancias del cliente, debe avisar con un mes de antelación. Pero si es a instancias de Self Bank, el banco debe notificarlo con una antelación mínima de dos meses. En caso de circunstancias extraordinarias (si el cliente pierde su capacidad jurídica o es intervenido judicialmente, si incumple una obligación de pago o la normativa de abuso de mercado, así como si existieran indicios de blanqueo de capitales o fraude, entre otras), la entidad puede rescindirlo de forma automática y sin necesidad de preaviso.
Sin embargo, una portavoz oficial de Self Bank asegura que el banco quiere seguir dando cobertura a ambos colectivos y que está estudiando fórmulas para que los clientes más pequeños o los inactivos sigan trabajando mediante “servicios de autogestión con cierto valor añadido”. Niega que estén echando a clientes por debajo de los 500.000 euros y justifica el envío de estos comunicados como “aislados” y ligados a “causas excepcionales”.