El supervisor de los mercados financieros europeos (ESMA, por sus siglas en inglés) flexibiliza la aplicación de MiFID II a causa del coronavirus. En concreto, en lo que tiene que ver con el registro de conversaciones telefónicas, uno de los puntos más exigentes de la normativa europea cuando se vende un producto de inversión.
La ESMA reconoce en un documento de aclaraciones que, teniendo en cuenta las circunstancias excepcionales creadas por el brote de Covid-19, “pueden surgir algunos escenarios en los que, a pesar de los pasos tomados por la empresa, la grabación de conversaciones relevantes requeridas por MiFID II puede no ser practicable”. Por ejemplo, debido al trabajo remoto repentino de una parte importante del personal o a la falta de acceso de los clientes a las herramientas de comunicación electrónica.
De esta forma, “si las empresas en estos escenarios excepcionales no pueden grabar las comunicaciones de voz, la ESMA espera que consideren qué medidas alternativas podrían tomar para mitigar los riesgos relacionados con la falta de grabación”.
El supervisor comunitario admite que las entidades financieras puedan gestionar las dificultades operativas y técnicas sobre grabación y registro de conversaciones comerciales entre un cliente y su gestor comercial o banquero y acepta alternativas a la grabación, como es incorporar notas de contacto en el CRM de la entidad (el software para la administración de la relación con los clientes), actas escritas y otras soluciones más manuales.
Enrique Fernández Albarracín, socio director de Regulación Financiera en EY, recuerda en un post que se trata de un “contexto extraordinario” por el Covid-19 y, por eso, el supervisor europeo no ha dudado en hacer una “supervisión adaptada”.
No obstante, “se espera que las empresas desplieguen todos los esfuerzos posibles para garantizar que las medidas anteriores sigan siendo temporales y que la grabación de las conversaciones telefónicas se restablezca lo antes posible”, afirma la ESMA.