"Quizá en el pasado la banca privada ayudó a evadir impuestos, pero ya no". Esta práctica fue habitual en la etapa previa a la regulación y en los primeros momentos de la norma y se limitó, según los expertos, a algunos bancos extranjeros. Pero el cliché aún pervive. Para lavar su imagen y dar a conocer a la sociedad el importante rol que juegan los banqueros y los asesores en términos de educación financiera y generación de nuevos empleos, A&G Banca Privada ha coordinado la edición y publicación del libro 'Historia de la banca privada en España: creadores de prosperidad'. Bolsamanía ha tenido la oportunidad de entrevistar a dos de sus protagonistas (Jorge Lovaco, director general de Estrategia Corporativa, y Juan Espel, director comercial en A&G) antes del lanzamiento, y algunas de las conclusiones son: hacen falta 1.000 millones como mínimo para ser viable, la ficha bancaria no es estrictamente necesaria pero sí da valor añadido y confianza a los clientes y el crecimiento llegará si el 'venture capital' termina de explotar.
Bolsamanía: ¿Por qué se aventura A&G a editar un libro sobre la historia de la banca privada en España?
Jorge Lovaco: No había ninguna referencia documentada que mirara globalmente a la banca privada, aunque sí había iniciativas particulares de entidades. Nos pareció oportuno, y más hacerlo de una forma objetiva y neutral. Queríamos que fuera una historia hablada por las personas que han participado en la misma historia, gente que hoy día sigue trabajando en la banca privada o en sectores muy relacionados. Pretendemos dar una visión de los momentos buenos y de los malos para ver cómo se puede aprender de lo que ha sucedido en los últimos 40 años. La primera edición del libro tendrá 1.500 ejemplares y será repartida, fundamentalmente, entre gente del sector.
En el libro aparecen personajes diversos como César Alierta, Eusebio Díaz-Morera, Ignacio Garralda, Juan Marín, Beatriz Barros de Lis, Javier Marín o Pedro Guerrero, entre otros. ¿Han encontrado oposición en algún banquero o gestor?
Juan Espel: En general, a la mayor parte les ha divertido mucho, se han comprometido con el libro y han mantenido sus agendas abiertas para colaborar con nosotros. Hay en torno a una treintena de entrevistas. Hay gente que se ha sentido tan a gusto, que ha contado cosas que asombran.
J.L.: Pese a ello, se van a ver opiniones contrapuestas, sobre todo en cuanto al conflicto de interés. Por ejemplo, entre las grandes entidades y los agentes independientes.
¿Quién fue el pionero de la banca privada en España?
J.L.: En una fase previa, entidades como Banco Urquijo venían haciendo algunas cosas, incluso Banca March. Pero hubo un punto de inflexión, donde empezaron a salir entidades independientes y se dio una vuelta de tuerca a la industria. Estas entidades empezaron a poner a España en el mapa de la banca privada internacional y comenzaron a traer inversores internacionales a España. Proyectos como AB Asesores, Benito y Monjardín o Beta Capital han sido una escuela de formación para muchos de los banqueros actuales. Se entró en un mercado imperfecto y en construcción donde al mismo tiempo se empezó a ver la regulación y a la CNMV, así como la apertura a los fondos. Fue ahí cuando salieron las oportunidades, y coincidió con la entrada en el mercado europeo.
¿Y en qué punto está la banca privada hoy?
J.L.: Luego llegó una etapa de estabilización y, en 2007, una nueva etapa postcrisis. Ahora el péndulo está en la regulación a tope. Se reparten nuevas cartas con la mochila que lleves, buena o mala.
AB Asesores, Benito y Monjardín o Beta Capital han sido una escuela de formación para muchos de los banqueros actuales
¿Hay algún banco privado en la actualidad que se asemeje lo más mínimo a los pioneros?
J.E.: Pensamos que la entidad que, habiendo nacido en esa época (1987), ha ido cogiendo licencias siempre pensando en las necesidades de los clientes, ahora tiene un tamaño relevante en la industria y sigue siendo independiente, es A&G. Pero lo cierto es que hoy hay muy buenas entidades, algunas con igual o más mérito.
Para hacer banca privada, ¿es necesario tener una ficha bancaria?
J.E.: No sé si es estrictamente necesario, pero sí pensamos que la licencia bancaria aporta un valor añadido: te da solvencia, independencia para manejar el balance y un mayor abanico de posibles servicios. Tener una licencia de banco da tranquilidad a los clientes y, estar supervisado, también. Pero hay otras entidades que tienen que apoyarse en dos o tres bancos para hacer lo mismo, y es igual de lícito. Depende del coste-beneficio.
¿Por debajo de qué volumen de negocio es inviable hacer banca privada?
J.E.: Hay muchas entidades por debajo de los 1.000 millones de euros que, con las nuevas exigencias regulatorias y tecnológicas, si no crecen, será difícil que sean capaces de dar el servicio que un cliente necesita. No obstante, los planes de negocio cambian por las nuevas exigencias y es posible que, donde hoy sean necesarios 1.000 millones, mañana sean 3.000 millones.
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El director medio de banca privada en España cobra 208.000 euros al añoRoboadvisors, los tipos negativos y la necesidad de los activos alternativos, MiFID II, la competencia de las aseguradoras… Hay factores variopintos que acechan al modelo tradicional de banca privada. ¿Alguna entidad ha encontrado ya la fórmula de cómo integrarlos en un nuevo modelo?
J.E.: Todos los factores tienen sentido para distintos perfiles de clientes, pero todavía no ha nacido ninguna entidad que los combine todos.
El negocio de la banca privada lleva años estancado entre los 400.000 y los 500.000 millones de euros. ¿Por qué no crece más? ¿Es que ya no se crean nuevas fortunas?
J.L.: Se seguirá creando riqueza siempre y cuando no nos carguemos el país, y no creo que nos lo carguemos. En realidad, no se ha dejado de crear riqueza, otra cosa es que la distribución sea adecuada o no. El hueco para los bancos independientes todavía sigue siendo amplio.
J.E.: En el mundo del ‘private equity’ y el ‘venture capital’, España antes no tenía presencia y ahora empieza a tenerla. Tenemos mucho talento y tenemos grandes empresarios. Se está haciendo un trabajo magnífico y están saliendo muy buenos emprendedores.
¿El crecimiento de la banca privada depende entonces de la explosión del capital riesgo?
J.L.: De ahí pueden salir grandes patrimonios. Es un escenario que ha salido a flote en los últimos diez años. Es una vía muy importante de creación de riqueza, pero no la única. También puede crecer la riqueza por el desarrollo del sector servicios, y es igualmente válida. Además, llevamos varios años donde el sector inmobiliario ha tenido cierta recuperación y ha habido muchas compraventas, y el dinero ha ido de unos patrimonios a otros. También es una manera de ir captando clientes.
¿La banca privada tiene un fin social?
J.L.: El banquero, y se dice en el prólogo del libro, tiene una triple función social. Primero, formar a sus clientes para que entiendan la sistemática del sistema financiero. Segundo, salvaguardar el patrimonio de las familias en función del momento vital en el que se encuentre cada miembro. Y tercero, esos patrimonios son fuente de riqueza: invierten en nuevas iniciativas, hacen que el dinero se mueva y hacen crecer la riqueza en la sociedad.
¿Qué hay de cierto en el estigma de que la banca privada hacer crecer aún más la desigualdad entre ricos y pobres o que ayuda a los ricos a evadir impuestos?
J.E.: Yo creo que no es así. Probablemente, antes lo fuera, en la época donde no había regulación o en épocas donde la banca extranjera sí lo hacía [ayudar a evadir impuestos] y había paraísos fiscales. Pero ahora, en el mundo es mucho más difícil moverte en esos ámbitos, y en España se ha hecho un gran trabajo por parte del regulador. Todos estamos mucho más organizados. La MiFID ha venido muy bien al sector, a pesar del gran volumen de trabajo que nos ha dado.
J.L.: Por otra parte, el cliente no viene preguntando aquí cómo no pagar impuestos, sino cómo pagar solo los impuestos que tiene que pagar, los que le corresponden. Y establecer eso es difícil. Depende de activos muy diversos en distintas geografías o comunidades autónomas si es el caso de España, con regímenes impositivos distintos.
¿Tiene algo que envidiar la banca privada en España de la extranjera?
J.L.: La banca privada española compite de igual a igual con la banca privada internacional. Es más, en Suiza, por ejemplo, se quedan sorprendidos con la sofisticación de servicios que somos capaces de proporcionar en España. En España, se hacen cosas muy interesantes desde hace muchos años y por parte de muchas entidades.