La fortaleza del euro complica la retirada de los estímulos al BCE...
El euro desafía de nuevo la autoridad del presidente del Banco Central Europeo (BCE). Pese a los esfuerzos de Mario Draghi por frenarlo, la moneda europea vuelve a coger velocidad. El BCE también ha elevado sus previsiones de crecimiento para 2017 y ha rebajado las de inflación para 2018 y 2019.
Una hora y cuatro minutos después, Draghi concluye su comparecencia ante los medios. Su rueda de prensa deja cuatro ideas principales: la primera, que el BCE anunciará cambios en su programa de compras de activos en octubre; la segunda, que la fortaleza del euro se ha convertido en una "fuente de incertidumbre" para los precios y que el BCE la vigilará de cerca, pese a lo cual el euro supera de nuevo los 1,20 dólares; la tercera, que la entidad ha elevado con fuerza su previsión de crecimiento para este año, para situarla en el 2,2%; y la cuarta, que el retorno de la inflación será lento -el BCE la sitúa en el 1,5% en 2019-, con lo que conviene ser "pacientes y persistentes".
Draghi parece tenerlo claro: la inflación, cuyo lento retorno tanto inquieta a los bancos centrales, no va a volver de la noche a la mañana a los niveles pretendidos por el BCE. Por este motivo, ha confesado que, "con respecto a la inflación, hay que tener confianza y ser pacientes y persistentes".
Draghi ha aprovechado la rueda de prensa para lanzar dos 'recados' a las autoridades políticas. El primero, la necesidad de que los países no lo fíen todo a la política monetaria y emprendan reformas estructurales que den solidez a su crecimiento. Y el segundo, la necesidad de completar el proyecto del euro, cuyas fisuras han quedado en evidencia en la última década. "La incompletitud de la Unión Económica y Monetaria ha provocado que la crisis haya sido más severa", ha afirmado.
Draghi ha reconocido que el Consejo de Gobierno ya está discutiendo sobre el futuro de las compras de activos y que ofrecerá "el grueso de las decisiones en octubre". Es decir, confirma que la entidad dará a conocer su hoja de ruta sobre la retirada gradua ('tapering') de las compras de activos en la cita del 26 de octubre.
Pese a los intentos de Draghi, que ha reconocido que "la volatilidad del euro es una fuente de incertidumbre" y que el BCE la va a seguir de cerca por el impacto que puede tener en la estabilidad de los precios, la divisa europea acelera su subida. Escala hasta los 1,203 dólares, su cambio más alto desde comienzos de 2015.
Las nuevas previsiones del BCE constatan que la inflación seguirá alejada del objetivo de la entidad, consistente en situarla por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo. La institución prevé una inflación del 1,5% para 2017, sin cambios con respecto a la cifra de junio, pero rebaja una décima sus pronósticos para 2018 y 2019 hasta el 1,2% y el 1,5%, respectivamente.
La entidad ha revisado al alza las previsiones de crecimiento para 2017. Ahora anticipa un crecimiento del 2,2%, tres décimas más en junio. Deja sin cambios el crecimiento del 1,8% previsto para 2018 y del 1,7% para 2019.
No ha esperado al turno de preguntas. El BCE ha aludido al euro en su comunicado oficial. Ha expuesto que su volatilidad es "una fuerte de incertidumbre" que la entidad monitorizará por impacto potencial en la estabilidad de precios.
Los inversores sólo tienen ojos ya para Draghi, que comparecerá a partir de las 14.30 horas, y durante aproximadamente una hora. Las preguntas sobre la fortaleza del euro y la futura retirada de los estímulos serán inevitables.
Sin que el BCE haya alterado su estrategia monetaria, el euro espera los mensajes de Draghi para posicionarse de verdad. Por ahora, se mantiene en los niveles en los que se movía antes de conocer las decisiones del BCE. Se cambia a 1,197 dólares, con lo que sigue al acecho de los 1,20 dólares.
Para constatar que, por ahora, el BCE no cambia el paso de su estrategia monetaria, la entidad ha insistido en que, si hace falta, ampliará la 'munición' de su programa de compras de activos. "Si las perspectivas fueran menos favorables, o si las condiciones financieras fueran incompatibles con el progreso del ajuste sostenido de la senda de inflación, el Consejo de Gobierno prevé ampliar el volumen y/o la duración de este programa", indica.
La entidad presidida por Mario Draghi tampoco altera su programa de compra de activos. Seguirá dedicando 60.000 millones de euros al mes a la compra de deuda pública y privada en el mercado mensuales "hasta el final de diciembre de 2017 o hasta una fecha posterior si fuera necesario y, en todo caso, hasta que el Consejo de Gobierno observe un ajuste sostenido de la senda de inflación que sea compatible con su objetivo de inflación", recoge en su comunicado.
Tal como estaba previsto, el BCE mantiene los tipos de interés. Los oficiales permanecen en el 0% y los de depósito, en el -0,40%.
Como siempre, el BCE saldrá al mercado en dos actos. A las 13:45 horas ofrecerá el comunicado oficial con sus decisiones, en el que se espera que anuncie que deja los tipos como están y que tampoco introduce cambios en el programa de compra de activos. Posteriormente, el protagonismo se trasladará a la rueda de prensa que Draghi ofrecerá a las 14:30 horas, en la que dará más claves sobre las intenciones futuras de la entidad.
Sin cambios a la vista en los tipos y en los principales parámetros de la estrategia monetaria del BCE, la referencia hipotecaria prolonga su histórica secuencia por terreno negativo. En agosto marcó otro mínimo histórico al registrar una media del -0,156%. En el arranque de septiembre, y ante la posibilidad de que el BCE prolongue más su política expansiva, acentúa su descenso y se sitúa provisionalmente en el -0,16%.
Como hace cada dos reuniones, el BCE revisará sus previsiones en la cita de septiembre. Se espera que actualice al alza las relativas al crecimiento y a la baja las de inflación. En junio, situaba el crecimiento en el 1,9% en 2017, en el 1,8% en 2018 y en el 1,7% en 2019. En cuanto a la inflación, la veía en el 1,5% en 2017, 1,3% en 2018 y en el 1,6% en 2019. Los cambios que introduzca en los precios serán claves en los pasos futuros de la institución monetaria.
En la 'fiesta monetaria' del BCE en septiembre se ha colado un invitado de lo más incómodo para la entidad: el euro. La divisa europea superó la semana pasada los 1,20 dólares por primera vez desde enero de 2015 y permanece cerca de esa cota en los momentos previos a la rueda de prensa de Draghi. El BCE es consciente de que una moneda más fuerte supone una amenaza en su propósito de fabricar inflación y afianzar el crecimiento, con lo que podría retrasar el inicio de la retirada de los estímulos para frenar su escalada. Ahora bien, ni siquiera eso será suficiente. Si, además, Draghi no dice nada de manera explícita para intentar contener a la apreciación de la divisa, el mercado podría interpretar que sigue dejando el camino libre para su subida. Sin duda, el banquero italiano no lo tiene fácil, porque al BCE no le suele gustar hablar de los tipos de cambio y, para hacerlo, tendrá que justificarse para alegar que lo hace porque repercute en la política monetaria de la entidad, un argumento que Draghi ha explotado en los últimos años... pero que molesta mucho en Alemania.
En la reunión de julio, Draghi adelantó que la discusión del BCE sobre el futuro del programa de compras de deuda (APP, por sus siglas en inglés) tendría lugar "en otoño". En un principio, se barajó la opción de que la cita del 7 de septiembre, aun cayendo todavía en verano, incluiría esa discusión. Sin embargo, todo indica que la fortaleza del euro en las últimas semanas la retrasará verdaderamente a la temporada otoñal, que acogerá las dos últimas reuniones del año: se celebrarán el 26 de octubre y el 14 de diciembre. En ese caso, el BCE mantendrá el APP como está, con lo que seguirá dedicando 60.000 millones de euros al mes a la compra de deuda pública y privada en el mercado.
Lo que está claro es que septiembre no acogerá ninguna variación en los tipos de interés, que permanecerán en los niveles en los que se encuentran desde marzo de 2016. Los tipos de interés oficiales seguirán en el 0% y los de la facilidad de depósito, en el -0,40%.