Aunque hoy en día todo el mundo tiene una cuenta corriente, también es habitual seguir guardando algo de dinero en casa e ir ahorrando dinero de forma física. Desde la clásica hucha del cerdito pasando por guardar el dinero debajo del colchón o en un tarro de monedas… La fórmula elegida poco importa, sino más bien el resultado: acumular una cierta cantidad de capital para una compra o sólo como fondo de emergencia. El problema llega cuando después queremos insertar ese dinero en el sistema bancario, es decir, cuando lo ingresa en su cuenta corriente.
Hacienda puede reclamar parte del ‘pastel’. La pregunta que surgen entonces es ¿también tengo que pagar impuestos por mis ahorros? Lo cierto es que no existe una normativa que obligue a tributar por el dinero que se ahorra en casa. Dicho de otra forma, Hacienda no es contraria a que gestionemos nuestro capital como buenamente queramos o podamos. Lo que sí puede la Agencia Tributaria es pedirnos que rindamos cuenta por ese dinero, que seamos capaces de explicar la procedencia de nuestro patrimonio.
Un ejemplo claro son las retiradas de efectivo. Si por algún motivo decidimos recuperar 20.000 euros de nuestra cuenta y los reingresamos al cabo de una semana, Hacienda puede requerirnos que justifiquemos la procedencia de ese capital. En este caso será fácil, ya que si las cantidades coinciden, resulta obvio que se trata del dinero retirado una semana antes.
¿Qué pasa cuando esto no es así? Tomando el ejemplo anterior, podría pasar que en lugar de reingresar el dinero al cabo de una semana, tardásemos algo más, como por ejemplo un año. En estas circunstancias Hacienda puede dudar, al considerar que no estamos de forma inequívoca la procedencia de este dinero y obligarnos a tributar. Lo peor es que al tratarse de ingresos sin justificación podríamos llegar a tener que pagar un 52% de la cantidad ingresada en impuestos.
Esto es lo mismo que puede ocurrir con los ahorros que guardamos en casa. Si hemos ido acumulando cantidades significativas, la AEAT puede exigirnos que demostremos de dónde procede ese dinero, algo que habitualmente no seremos capaces de hacer. ¿Cómo se puede probar que los 1.000 euros entregados en billetes de 5 euros son fruto del ahorro? ¿Y si en lugar de billetes de cinco euros hemos guardado mensualmente 100 euros en distintos billetes?
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En el caso de la retirada de efectivo del banco, siempre es posible fotocopiar los billetes o acudir a un notario para que certifique el dinero retirado, algo que no se podrá hacer con los ahorros de casa. La única solución en este punto pasa por no realizar grandes ingresos que superen los 3.000 euros y, en caso de necesidad, realizar pequeños ingresos espaciados en el tiempo. Evidentemente no es la mejor solución, pero sí por lo menos una que puede funcionar.
Y para los que guardan sus ahorros en casa, tampoco viene mal recomendar que lo hagan en lugares seguros y, a ser posible, no dejando todo el capital en un mismo sitio. Quienes prefieran el clásico colchón, bien pueden apuntarse a este colchón-caja fuerte.
Imagen – Maacck on Devianart
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