El Impuesto sobre el Patrimonio grava las posesiones de todos contribuyentes que superen ciertos límites. En esta ocasión vamos a explicar quienes deben pagar el impuesto según la teoría, pero también a efectos reales.
Se ha llamado impuesto a los ricos al Impuesto sobre el Patrimonio porque en teoría está destinado a las clases más pudientes. Este tributo grava, es decir, está enfocado a las posesiones de las personas físicas, lo que incluye bienes y derechos. Esto lo diferencia del Impuesto sobre la renta, que se aplica sobre la renta, y por lo tanto también lo complementa.
La Ley 19/1991, de 6 de junio y las últimas modificaciones distinguen dos tipos de sujetos pasivos del impuesto, es decir, dos tipos de personas que en principio deberán tributar en función de otras tantas obligaciones:
- Por obligación personal. Esta afectaría a todas las personas físicas que tengan su residencia en territorio español.
- Por obligación real. Esta afectará a las personas que, aún viviendo fuera del país, tuvieran bienes y derechos en España.
Visto así, se podría decir que todo el mundo debe rendir cuentas en el Impuesto de Patrimonio y en cierta forma así es. Pero esto no debe alarmarnos. Lo que ocurre simplemente es que en teoría el impuesto afecta a todo el mundo que tenga algún tipo de propiedad pero a efectos prácticos existen unos límites y bienes afectos que hacen que sólo afecte a unos pocos. A efectos prácticos, existe un mínimo a partir del cual el tipo a pagar el del 0%. Dicho de otra forma, si nuestros bienes no alcanzan un determinado valor sólo se tributa a efectos informativos.
El límite en el patrimonio y renta
El límite patrimonial está fijado en los 700.000 euros sin incluir la vivienda habitual hasta 300.000 euros. Dicho de otra forma, la gran mayoría de personas no tributará en el Impuesto sobre el Patrimonio porque no alcanzará el nivel mínimo de patrimonio necesarios.
A esto hay que añadir una serie de exenciones que sirven para minorar todavía más la base impuesto. Para entenderlo mejor, conviene recordar cuál es su esquema de liquidación:
Una vez se supera este límite, la base a pagar es la siguiente:
¿Realmente pagan los ricos el impuesto?
Esta es quizás la pregunta del millón y cuya respuesta validaría la existencia del Impuesto sobre el Patrimonio. Este impuesto ha estado siempre bajo sospecha por no conseguir que efectivamente pagasen quienes más tenía, pero sí las clases media y media-alta debido precisamente al límite en el valor del patrimonio. La teoría nos dice que una persona cuyo patrimonio supere los 700.000 euros , pagará, pero la realidad de nuevo es diferente.
Existen varias fórmulas para evitar el pago del impuesto, aunque la más común es ‘camuflar’ el patrimonio en empresas o ponerlo a nombre de Sicavs, lo que evita que se tribute por él en el Patrimonio.
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