Igual que existen impuestos directos e impuestos indirectos según cómo se cobren, también hay impuestos regresivos e impuestos progresivos en función de su relación con los ingresos del contribuyente.
Para que lo entiendas mejor, que un impuesto sea regresivo o progresivo solo define si los impuestos tienen en cuenta o no los ingresos del contribuyente. Es decir, si afectan por igual a todos los contribuyentes o tienen en cuenta los ingresos de la persona a la hora de calcular el porcentaje que le toca pagar por ese impuesto en concreto.
En cierto sentido, que un impuesto sea regresivo o progresivo mide la justicia social del impuesto en cuestión.
Qué es un impuesto regresivo
Un impuesto regresivo es aquel que capta una tasa relativa menor a medida que el ingreso de la persona que paga aumenta. En otras palabras, son impuestos que no tienen en cuenta la capacidad económica del contribuyente. Es decir, son iguales para todo el mundo, independientemente de su patrimonio o de sus ingresos.
Esta igualdad del impuesto puede parecer equitativa, pero no lo es si tenemos en cuenta el esfuerzo relativo que tiene que hacer cada persona para pagar el impuesto. Por eso mismo se dice que los impuestos regresivos no tienen un efecto de redistribución de riqueza.
De hecho, contribuyen a lo contrario, a acentuar las desigualdades porque son impuestos que pagan por igual ricos y pobres, sólo que para los primeros no supone esfuerzo alguno y a los segundos les puede suponer un problema financiero afrontar su pago.
El IVA, ejemplo de impuesto regresivo
El IVA es el típico ejemplo de impuesto regresivo. En España existen tres tipos de IVA que se aplican por igual a todo el mundo. No importa si ganas 10.000 euros, 100.000 euros o no tienes ingresos, todos pagamos el mismo IVA por las mismas cosas.
Lo que ocurre es que ese IVA general del 21% lo notan mucho más quienes menos dinero ingresan.
En un intento de hacer algo más justo, en España hay tres tipos de IVA que se distribuyen en función del tipo de producto. Como norma general se aplica el 21%, pero a los de primera necesidad se aplica un IVA superreducido del 4%. Sin embargo, aún así el esfuerzo relativo de una persona con ingresos bajos para comprar una barra de pan frente a una persona con un gran salario sigue siendo mucho mayor.
Si todavía no entiendes en concepto de impuesto regresivo, olvídate de los tributos y piensa en las multas de tráfico. Las multas de tráfico son las mismas para todo el mundo, pero no afectan igual a todas las personas. Si tienes el salario mediano de 16.000 euros que hay en España, una multa de 300 euros por exceso de velocidad puede destrozar tu presupuesto mensual.
Sin embargo, si eres un directivo con un salario de 120.000 euros, te molestará tener que pagar, pero difícilmente te supondrá un quebradero de cabeza. Por eso mismo tus incentivos para no correr serán menores que los de una persona con menos recursos.
Con los impuestos no se trata tanto de incentivos, sino de la labor de los impuestos como fórmula para redistribuir la riqueza en un país. Si quienes más impuestos tienen pagan más, se supone que el sistema será más justo.
Qué es un impuesto progresivo
A estas alturas ya habrás adivinado qué son y cómo funcionan los impuestos progresivos. Este tipo de tributos sí tienen en cuenta la renta del contribuyente, de manera que se supone que afectan por igual a todo el mundo.
Dicho de forma más técnica, captan una tasa equitativa en relación los ingresos de cada contribuyente. Así, quienes tienen más, también pagan más.
El IRPF, un ejemplo de impuesto progresivo
El típico impuesto progresivo es el IRPF o la declaración de la renta. Como ocurre con los impuestos indirectos y los directos, IVA e IRPF repiten como ejemplos en el caso de los impuestos regresivos y progresivos.
La declaración de la renta está estructurada de forma que las rentas más altas, pagan un porcentaje mayor de impuestos. Es decir, el tipo a aplicar sí tiene en cuenta los ingresos del contribuyente. Esto se hace a través de los tramos de IRPF, que son menores para quienes menos ganan.
Base liquidable
Hasta euros |
Cuota íntegra
Euros |
Resto base liquidable
Hasta euros |
Tipo aplicable
Porcentaje |
---|---|---|---|
0,00 | 0,00 | 12.450,00 | 19% |
12.450,00 | 1.182,75 | 7.750,00 | 24% |
20.200,00 | 2.112,75 | 15.000,00 | 30% |
35.200,00 | 4362,75 | 24.800,00 | 37% |
60.000,00 | 8,992,75 | En adelante | 45% |
Además, el IRPF también tiene en cuenta otras cosas como la situación personal a través del mínimo familiar y personal en la renta.
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