La lógica de la "prima"

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4 Banco

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Capitalbolsa | 01 mar, 2019

Actualizado : 10:01

El euro ha cumplido 20 años de vida. Durante estas dos décadas, los diferenciales de tipos de interés de los bonos soberanos de los distintos Estados miembros han sufrido fuertes variaciones, con distintos estados de percepción de riesgo.

Una de las ventajas esgrimidas a favor del euro antes de su entrada en vigor era la posibilidad que tendrían las empresas y los tesoros de financiarse a tipos similares a los de los países con menor tipo de interés, principalmente Alemania. Los diferenciales de tipos de interés siempre se han medido como diferencia entre los tipos a diez años de un determinado tesoro y el tipo de interés del bund alemán a diez años. A esta diferencia se le denominó "prima de riesgo", considerado los bonos emitidos por el tesoro alemán como el activo sin riesgo.

Antes de la entrada del euro, cuando cada tesoro emitía bonos en su propia divisa, el mercado exigía una "prima de riesgo" que se plasmaba en un mayor tipo de interés ofrecido en la emisión de bonos. En el año 1995 dicho diferencial era superior a 500 puntos básicos (5%) en el caso de España y superior a 650 pb en el caso de Italia. La posibilidad de devaluaciones de la moneda de emisión justificaba dicho diferencial. De hecho, entre 1992 y 1995 España devaluó la peseta cuatro veces, perdiendo un 25% de su valor. Con la entrada en vigor del euro dicho temor de devaluación de la moneda de emisión de los bonos soberanos desapareció y, en consecuencia, las primas de riesgo se redujeron a la mínima expresión. Los reducidos diferenciales se justificaban principalmente a la diferencia de liquidez de los distintos bonos, no tanto a la solvencia de los emisores. El bono español llegó tener una "prima de riesgo" negativa con el bund alemán. Es decir, el tesoro alemán tenía que ofrecer un tipo de interés superior al ofrecido por el tesoro español en la emisión de bonos.

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