Alegato a favor de la renta variable europea...pocas oportunidades en EE.UU.
Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE)
Actualizado : 16:21
Después de que el crecimiento de la eurozona haya sufrido cinco trimestres de estancamiento, la salida del estancamiento se dibuja en el horizonte y las razones para creerlo se multiplican.
Desde el mes de enero, el índice de sorpresas económicas de la zona euro que calcula Citigroup se mueve en territorio positivo, lo que indica que las previsiones del consenso de los economistas son demasiado pesimistas comparadas con los datos observados.
En el plano de la inflación, la situación es prometedora: en la zona del euro, los datos fueron más bajos de lo previsto, mientras que en EE. UU. la persistencia de la inflación está descolocando a los economistas. He ahí por qué el Banco Central Europeo (BCE) tiene las manos libres para relajar su política monetaria y contempla abiertamente un primer descenso de los tipos a partir de junio. Si el BCE pusiera en marcha los recortes de tipos antes que la Fed, estaríamos ante una divergencia inédita desde su creación.
Por paradójico que pueda parecer, a pesar de un endurecimiento monetario sin precedentes y un crecimiento átono, el paro se mantiene en un nivel históricamente bajo en la región, mientras que las últimas cifras estadounidenses inquietan. Es cierto que la tasa de desempleo es más baja allí que en la zona del euro, pero el mercado laboral está debilitándose y presagia un deterioro de la confianza y un freno al consumo. Estas trayectorias divergentes se explican principalmente por las mayores rigideces del mercado laboral del Viejo Continente, que permiten suavizar las tendencias más que en otros lugares, lo que supone una ventaja en caso de ralentización, pero un lastre en caso de aceleración.
Por último, Europa es muy dependiente de sus exportaciones y podría beneficiarse de la reactivación del comercio mundial. La OCDE, el FMI y la OMCE prevén un rebote significativo de los intercambios comerciales en 2024 y 2025.
El próximo mes de junio los ciudadanos europeos están llamados a las urnas para elegir a sus parlamentarios en Estrasburgo. Los sondeos anuncian ciertamente un avance de la derecha y su ala extrema, pero no hay motivos para contemplar un giro brusco de la orientación de las políticas de la Unión Europa. En EE. UU., por el contrario, el resultado de las elecciones presidenciales todavía es muy incierto y podría traducirse en un volantazo si Trump saliera reelegido.
Después de un tiempo entre nubarrones, la actividad económica de la zona del euro ve como su horizonte se despeja poco a poco. Esta sensación está calando también entre los analistas financieros, que comienzan a revisar al alza con fuerza sus previsiones sobre los resultados empresariales. Muchas y buenas razones, en definitiva, para que brille la renta variable de la zona del euro.
Oportunidades escasas en EE.UU.
Berkshire Hathaway, la sociedad de inversión dirigida por Warren Buffett cuenta con 175.000 millones de dólares de tesorería, una cifra récord. Su principal participada, Apple, acaba de anunciar un plan histórico de recompra de acciones por valor de 110.000 millones de dólares. Estas decisiones, justificadas por la falta de oportunidades de inversión atractivas, son sintomáticas, ya que las bolsas muestran en el cómputo global una prima de riesgo negativa: el mayor riesgo de las acciones no se traduce en una remuneración superior a la de los bonos de menor riesgo. La liquidez renta casi un 5 % sin riesgo, por lo que las oportunidades se vuelven escasas en EE. UU.