Las materias primas al alza: cobre, níquel, zinc y aluminio. ¿Cuáles son las razones?

Enguerrand Artaz, gestor de fondos de LFDE, sobre el cobre, níquel, zinc y aluminio.

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Capitalbolsa | 30 abr, 2024

10.000 dólares es el precio de una tonelada de cobre según los contratos a plazo que se negocian actualmente en el mercado. Este nivel, que no se alcanzaba desde hacía dos años, simboliza la reciente racha alcista del más célebre de los metales industriales, cuyo precio ha rebotado más de un 15 % desde comienzos de año.

Existen razones estructurales que lo explican. Por un lado, la oferta está reduciéndose: las reservas mundiales de cobre son muy bajas y la capacidad de producción se ha visto sensiblemente mermada estos últimos años, sobre todo después del cierre a finales de noviembre de la gigantesca mina a cielo abierto explotada en Panamá por el grupo canadiense First Quantum.

Por otro, la demanda va a acelerarse durante los próximos años debido al desarrollo de los centros de datos en todo el mundo y los planes de inversión en infraestructuras —sobre todo verdes— presentados en EE. UU. y Europa. El resultado es un mayor riesgo de déficit de cobre durante los próximos trimestres, lo que debería seguir tirando al alza del precio. A todo ello hay que añadir que los problemas de oferta amenazan con agravarse puntualmente por el efecto de las sequías históricas que sufren numerosos territorios mineros –hay que tener en cuenta que el agua es un recurso esencial para extraer los metales–. En paralelo, el aumento de la demanda se verá amplificado coyunturalmente por el fin del proceso de liquidación de existencias en China y, por lo tanto, el retorno del gigante asiático como comprador en el mercado mundial.

Sin embargo, es preciso señalar que el cobre no es el único metal afectado por este incremento rápido de los precios. Lo mismo le ocurre al níquel y, en menor medida, al zinc y al aluminio. Tradicionalmente, el rebote de los precios de estos metales industriales se ve como un buen indicio de recuperación cíclica en la economía. En el contexto actual, esta señal corrobora el mensaje que arrojan numerosos indicadores desde hace algunos meses, tanto los índices de sentimiento (por ejemplo, el PMI manufacturero mundial, que volvió recientemente a territorio de expansión por primera vez desde mediados de 2022), como los datos reales (por ejemplo, el crecimiento del transporte por carretera y ferrocarril).

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