¿Por qué la Bolsa española va totalmente desacompasada, ausente, sin rumbo propio, aborregada?
Hola Romero, buenos días. Cuéntanos un día qué pasa en la Bolsa española, que abre a su aire y a partir de media mañana parece que solo atiende al futuro americano. Así, que va totalmente desacompasada, ausente, sin rumbo propio, aborregada. En fin, un abrazo. Espero que estés bien", me escribe un viejo amigo, periodista bursátil y financiero. La Carta de hoy terminaría aquí, porque en la pregunta están las respuestas, que nuestro gran amigo ha dado.
Se ha quedado corto, no porque desconozca el patio, que lo conoce muy bien, sino porque en un WhatsApp no hay que extenderse mucho. Solo lo justo y necesario. De un modo desordenado, como nuestra Bolsa misma, es significativo su escaso peso en el conjunto de las Bolsas mundiales. La Bolsa española pinta nada. Además, en los últimos 11 años se ha quedado descolocada respecto a las grandes del mundo por un factor clave: no tiene valores tecnológicos, las famosas FAANG, que son los que han catapultado, y aún lo siguen haciendo, en una dirección u otra, en Wall Street.
Hace unos 20 años pusimos de moda, determinados periodistas, que la Bolsa española era un clon perfecto de Wall Street. Y así era. Largas y tediosas mañanas, sin apenas negocio, y gran agitación desde las tres y media de la tarde hasta las seis menos veinticinco de la tarde. Es el periodo de coincidencia operativa con la mayor Bolsa del mundo. Este periodo se ha ido reduciendo con el paso del tiempo, porque apenas hay valores que atraigan la atención de los grandes fondos internacionales, salvo una docena de compañías del Ibex.
Fenómeno importante y peligroso ha sido la lenta pero constante introducción de los algoritmos en el mercado español. Se ha perdido algo tan fundamental como es el sentimiento del mercado.Las máquinas no sienten ni padecen. Articulan números y fórmulas. Hay demasiadas matemáticas en el mercado y pocos operadores de verdad. De ahí la violencia operativa, unas veces en forma de pánico y otras con euforias descontroladas. Pero son las máquinas.
Desde hace años, los bancos y las gestoras, sea cual sea su tamaño, introducen de manera automática las órdenes que les llegan, cada vez en menor número, que en el mismo instante quedan casadas con sus contrapartidas correspondientes. Una ley de la oferta y la demanda a su manera... Leer Más