“No es hora de sumarse a la estampida de lemmings”

Carlos Montero

Por

Capitalbolsa | 13 mar, 2020

Actualizado : 10:08

En el artículo de ayer señalábamos que el coronavirus ha desatado ya la peor crisis financiera de 2008, y que de mantenerse la incertidumbre en los próximos trimestres, nos enfrentaríamos a una Gran Recesión en 2021.

Esto parece que es lo que descuentan los inversores a la vista de las enormes pérdidas de las bolsas en las últimas jornadas. Los gráficos muestran caídas a plomo, algo que sólo se ve en situaciones extremas económicas y financieras. Lo que habría que preguntarse ahora es, ¿vendo toda mi cartera de activos de riesgo y me quedo en liquidez?

El economista Guillermo Barba, del que comentamos ayer su último análisis, cree que "no es hora de sumares a la estampida de lemmings"., ni de dejarse llevar por las emociones. Por contra, recomienda ejecutar el plan operativo que todo inversor debe tener. Veamos por qué:

Incluso si lo paralizó la “enfermedad” financiera que hemos llamado la “parálisis del inversionista”, no es hora de tratar de recuperar el tiempo perdido, sino de actuar de forma disciplinada apegándose a una estrategia que ha probado una y otra vez su éxito.

La “parálisis del inversionista” es el curioso fenómeno que su servidor como analista y asesor financiero ha observado a lo largo de su carrera, consistente en la falta de acción de una persona tras haber recibido la orientación y análisis adecuados para saber en qué invertir.

Sí. Cuando un inversor ya sabe qué, cómo, cuándo y dónde comprar los instrumentos financieros que necesita para alcanzar sus objetivos y metas de corto, mediano y largo plazos, pero decide no hacer nada, está siendo víctima de la “parálisis del inversionista”

Su miedo es tan grande, que se quedan esperando el “momento adecuado” para entrar en acción, anhelando que, de preferencia, alguien más lo haga por él.

No está mal sentir miedo, lo que está mal, es dejar que nos impida salvarnos a tiempo a nosotros mismos o a nuestro patrimonio.

Por eso, sea que haya empezado a tiempo o apenas lo vaya a hacer, la estrategia que mejor le podemos recomendar es la de comprar periódicamente activos refugio.

Es tarde, pero no demasiado tarde desde una perspectiva de largo plazo.

Si por ejemplo antes no compró dólares con sus pesos, ni oro, ni plata, etc., y por el momento piensa que es mejor esperar “hasta que vuelvan a bajar” para “ahora sí comprar”, le aseguro que ni hoy ni después hará nada.

Por favor, no espere, y apéguese a la siguiente estrategia: haga el registro en papel o en Excel de todo el capital financiero de su cartera. Este es el dinero que va a dedicar a invertir. OJO: no es todo su valor neto, o sea su patrimonio, sino sólo la parte que dedicará a inversiones financieras.

Parece un paso obvio pero, se sorprendería cuántas personas ni siquiera saben bien a bien cuánto ni en qué lo tienen.

El siguiente paso es comenzar a comprar. No hay recetas universalmente válidas, ni para siempre, pero sí recomendaciones generales que debe tomar en cuenta: es indispensable que haga una diversificación entre instrumentos de mayor y de menor riesgo, así como entre activos a comprar para especular con ganancia de corto plazo, e inversiones en valor a mediano y largo plazos.

Por eso el oro debe ser su columna vertebral: es una materia prima tangible que nunca perderá su valor, ni puede desaparecer de un plumazo. Cuando se tiene en físico, no tiene riesgo de contraparte, es decir, carece de riesgo de incumplimiento porque ningún deudor nos lo debe. Posee un valor que las personas le dan, y que es imposible que lo pierda.

Si no le gusta o no puede adquirir oro en monedas, barras o lingotes, ahí están los Fondos Cotizados (ETFs) como el IAU o el GLD, que le ayudarán a tener exposición al metal de una manera sencilla, si bien, nada puede sustituir al oro físico.

Sume a su lista de activos a adquirir en efectivo o en cuenta bancaria en el extranjero, divisas fuertes como el dólar, el euro, el yen y el franco suizo. También por supuesto, plata en físico o ETFs como el SLV, ETFs de índices bursátiles estadounidenses como el SPY, de acciones mineras de oro como el GDX, y por supuesto, bitcoin.

Para todos los instrumentos aquí mencionados, recomendamos la técnica de comprar cíclicas, disciplinadas y periódicas, sin fijarse en si el precio ha estado subiendo, bajando o ha permanecido estable. De verdad. Por favor NUNCA trate de adivinar el “mejor precio”, “el más bajo”, pues las probabilidades de que sea usted ese “elegido” que compró en el piso del mercado, son casi nulas.

Esta estrategia repito, ha probado su efectividad y éxito una y otra vez, y no va a fallar ahora. Si más adelante estos activos se abaratan más, qué bueno, porque las perspectivas para todos ellos en el largo plazo son, por sus fundamentos, MUY alcistas.

No podrían ser de otra forma, en un mundo en el que la emisión permanente de deuda sin control, sigue siendo la constante, y la parte “fea” de las deudas, es que tarde o temprano se tienen que pagar.

Atrás ha quedado el punto de “no retorno”, y por eso, la única (falsa) salida que conocen los banqueros centrales para tratar de revivir una economía en problemas y enferma de exceso de deuda, es más emisión de deuda y baja de tipos de interés.

En ese contexto, activos tangibles como metales preciosos, dinero en efectivo (no en cuentas de bancos que pueden quebrar) y monedas virtuales inconfiscables como el bitcoin, seguirán siendo objeto de una alta y creciente demanda, que como ya se está viendo por la crisis del coronavirus, puede llegar a ser tan alta y desesperada, que tarde o temprano los terminará inflando en una burbuja, la más grande de la historia.

Cuando estemos llegando a esa fase, la recomendación que les haremos cambiará, y será momento de empezar a vender y comprar la siguiente gran oportunidad, dondequiera que se encuentre. El ciclo de la vida de la inversión, se habrá cumplido.

Lacartadelabolsa

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