La mediocre reforma tributaria de Donald Trump

Juan Ramón Rallo

Por

Capitalbolsa | 28 dic, 2017

Donald Trump ya acaricia la aprobación definitiva de su reforma tributaria. Congreso y Senado se han puesto de acuerdo en un mismo proyecto de ley, por lo que previsiblemente éste será aprobado a lo largo de los próximos días. Para muchos, la reforma fiscal de Trump constituye una revolución sin parangón en la historia estadounidense: algunos analistas incluso la califican como la mayor rebaja de impuestos jamás experimentada por EEUU.

Pero, en realidad, estamos ante una reformita que no sólo se aleja abisalmente de lo que el propio Trump prometió durante su campaña electoral, sino que, para mayor vergüenza, apenas exhibirá un carácter temporal en la mayoría de sus provisiones. Analicemos uno a uno los cambios previstos.

Primero, Trump prometió en campaña electoral reducir los tipos impositivos del Impuesto sobre la Renta desde los actuales 10%-15%-25%-28%-33%-35%-39,6% hasta apenas el 12%-25%-33%: una vez alcanzada la presidencia, moderó su promesa elevando los gravámenes hasta el 12%-25%-35%. Pero, en todo caso, estábamos no sólo ante una rebaja cierta del IRPF, sino también ante una simplificación importante de sus tramos (de siete tramos pasábamos a tres). La nueva ley fiscal de Trump hace tabla rasa completa de sus promesas y deja los tramos impositivos en siete, aunque a un nivel ligeramente más bajo: 10%-12%-22%-24%-32%-35%-37%. Ahora bien, lo verdaderamente lamentable del asunto es que, a partir del año 2025, los tipos impositivos regresarán a sus niveles actuales: en contra de lo prometido tanto por el candidato como por el presidente Trump, la rebaja fiscal para familias no será permanente, sino temporal.

Segundo, las veleidades de la reforma republicana del Impuesto sobre la Renta no terminan aquí. Si analizamos los detalles, comprobaremos que, por un lado, la magnitud de la rebaja tributaria hasta 2025 es bastante menor de lo que podrían indicar los tipos y, segundo, degenerará en subida de impuestos a partir del año 2027. Por un lado, aunque se incrementa el mínimo vital exento (ingresos libres de tributación) desde 6.500 dólares a 12.000 por contribuyente, esta elevación se produce a costa de eliminar la exención personal por contribuyente de 4.150 dólares (es decir, el mínimo exento en realidad sólo aumenta de 10.650 a 12.000). A su vez, se suprimen o limitan muchas de las deducciones de las que se beneficiaban las familias (incluso la deducción de los intereses hipotecarios). Por otro, los tramos de renta del IRPF dejarán de deflactarse de acuerdo con el IPC y pasarán a hacerlo con el más conservador IPC encadenado: en la práctica, ello supondrá que, a mayor inflación, más impuestos reales pagarán los estadounidenses. Lo peor de todo, empero, es que todas estas provisiones expirarán a partir de 2025… salvo la de la inflación, de modo a partir de 2025 que volveremos a los tipos fiscales de Obama pero con la más cicatera indexación fiscal de Trump: de facto, una subida de impuestos para la mayoría de familias estadounidenses (el Tax Policy Center estima que en 2027 la mitad de los contribuyentes pagarán más impuestos que ahora)... Leer Más

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