Hay señales suficientes para justificar recortes, pero la última comidilla del mercado es el riesgo de que la Fed se vea incapaz de bajar tipos este año

Gilles Moëc, economista jefe de AXA INVESTMENT MANAGERS

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Capitalbolsa | 20 mar, 2024

La reunión de marzo de la Fed se consideró un paso más en una estrategia de comunicación ordenada que desembocaría en una bajada de tipos en junio. Tras los últimos testimonios de Jay Powell ante el Congreso, había pocas dudas de que la Fed seguiría mostrándose cada vez más confiada respecto a la desinflación, al tiempo que optimista respecto a una economía real aún robusta, y allanaría el camino para una reversión de la política a un ritmo comedido.

Sin embargo, algunos componentes clave del flujo de datos siguieron comportándose mal, y la última "comidilla" del mercado es el riesgo de que la Fed se vea incapaz de bajar tipos este año. Por el momento, los precios del mercado siguen alineados en líneas generales con las previsiones de la Fed de diciembre, con tres recortes de aquí a finales de año, pero el nivel de convicción ha ido cayendo y, el viernes pasado, el mercado valoraba la probabilidad de recortes en junio sólo ligeramente por encima del 50%, frente a más del 80% hace sólo unas semanas, mientras que ahora sólo se valoran recortes por valor de 72 puntos básicos de aquí a finales de año.

Nos encontramos en una situación paradójica: durante meses hemos expresado nuestra incredulidad ante lo que considerábamos expectativas totalmente irrealistas del mercado (con una relajación total este año por encima de los 150 puntos básicos), pero ahora tampoco nos convence la actual música ambiental de "no recortar". Si bien reconocemos plenamente que la famosa "última milla" de la desinflación está resultando ardua - un punto que hemos señalado a menudo en los últimos meses - hay en nuestra opinión suficientes señales subyacentes en el flujo de datos de EE UU para justificar de 3 a 4 recortes este año.

Creemos que esta semana Jay Powell se ceñirá a preparar las mentes a una trayectoria de relajación, pero para ello probablemente llamará la atención sobre lo que está "en camino" para la tensión inflacionista en lugar de sobre el resultado observado para los precios al consumo.

Es posible que los datos de precios tarden más de lo que pensábamos en demostrar "más allá de toda duda razonable" que se está materializando la plena convergencia hacia el objetivo de la Reserva Federal (Fed), pero en nuestra opinión hay suficientes señales de que la economía real está empezando a suavizarse como para que la Fed mantenga su ánimo de relajación. Sin embargo, lo que empieza a preocupar al mercado es la sensación de que la "ventana de oportunidad" de la Reserva Federal es limitada. Esto se expresa a menudo en la contundente afirmación de que si la Reserva Federal no ha recortado antes de junio, o incluso antes de julio, no podrá hacerlo antes de finales de año, si es que lo hace en 2024.

Esto se debe a razones políticas "puras" e "impuras". Empecemos por las puras. La lógica es que, si al final de la primavera la economía sigue siendo demasiado fuerte para justificar un recorte de tipos, puede ser racional esperar hasta que haya una señal clara sobre la política fiscal después de las elecciones para calibrar la respuesta monetaria, incluso si algunas débiles señales de deterioro en el flujo de datos se materializan en el otoño. De hecho, si Donald Trump gana y los republicanos recuperan el control total del Congreso, es probable que se produzcan recortes fiscales, posiblemente en combo con aranceles comerciales inflacionistas (el candidato republicano declaró la semana pasada que compensaría el impacto de su arancel comercial del 10% sobre la renta real con recortes fiscales). La impura es que la Fed preferiría evitar recortes demasiado cerca de las elecciones por miedo a ser acusada de parcialidad pro-Biden

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