Fortaleza en las bolsas de EEUU: ¿cuánto durará?
Alexis Bienvenu, gestor de fondos de La Financiére de l’Échiquier (LFDE).
Actualizado : 10:27
La fortaleza de la bolsa estadounidense puede resultar desconcertante a 15 de febrero, el S&P 500 avanzaba ya casi un 6 % (en dólares) después de haber ganado un 26 % en 2023. Como decimos, este dinamismo resulta chocante, sobre todo por el contraste con la subida del 2 % de la bolsa europea (Stoxx 600) tras unas ganancias del 16 % el año pasado, bastante más modestas que las del índice estadounidense.
En cuanto a las acciones chinas, la caída se prolonga desde hace tres años.
Cabría sospechar el efecto de una burbuja en los grandes valores tecnológicos. Bien es cierto que la subida de más del 45 % de la acción de Nvidia durante las primeras semanas del año ha contribuido mucho a ello, sobre todo después de dispararse un 230 % el año pasado; pero estaríamos errando el tiro, ya que la euforia no es solo bursátil y encuentra apoyo en los fundamentales económicos. En efecto, el crecimiento estadounidense no ha dejado de sorprender durante 2023, ya que se preveía un 0,3 % a comienzos de año, pero se situó finalmente en casi el 2,5 %, registrando incluso un pico del 5 % en tasa anualizada en el tercer trimestre. Entretanto, el crecimiento de la zona del euro rondó el 0,5 %, sin sorpresas positivas.
Pero, ¿es efímero este milagro estadounidense y su reflejo invertido en Europa? ¿Acabará pronto? Existen razones fundadas para creer que va a perdurar a medio plazo. En primer lugar, están las energías fósiles, que EE. UU. extraen más que nunca. Después, existen motivos más duraderos, sobre todo la IA generativa. Los economistas del FMI[2] estiman que es capaz de sostener fuertes aumentos de la productividad. De hecho, y no es forzosamente una casualidad, mientras que las mejoras de la productividad habían disminuido en EE. UU. después de la crisis de 2008, se han reactivado con fuerza en 2023. Por último, podría perdurar por razones de gobierno económico profundamente enraizadas: empresas con tamaño importante, asignación flexible del capital, fomento de la competencia, fuerte integración del mercado interno, inversión pública voluntarista... en definitiva, muchos reflejos invertidos de Europa, como lo expresó Isabel Schnabel, miembro del consejo ejecutivo del BCE, en un celebrado discurso pronunciado en el Instituto Universitario Europeo el pasado 16 de febrero.