El ejemplo de Japón

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4 Banco

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Capitalbolsa | 17 jul, 2020

Actualizado : 11:21

Uno de los escasos consensos generados por la pandemia global es la previsión de tipos de interés en niveles mínimos, o incluso negativos, durante mucho, mucho tiempo. No se atisba en el horizonte el momento en el que algún banco central suba sus tipos de referencia.

La expectativa de mínimos tipos de interés alcanza a los tipos de interés a largo plazo. Los bancos centrales intervienen también en los tipos a largo plazo a través de la compra directa de bonos en el mercado. Aunque comenzaron a hacerlo tras la crisis de 2008, ahora, como consecuencia de los efectos económicos de la pandemia, los bancos centrales han puesto en marcha programas de compra de bonos por cantidades inimaginables hace apenas un año. Así, han logrado que el bono del Tesoro americano a diez años se sitúe en tipos mínimos históricos, 0,6%, o el bono español apenas genere un 0,39% de interés, pese al máximo histórico de deuda pública tanto en términos absolutos en euros, como en porcentaje del PIB.

Desde la perspectiva de los inversores, la inversión en renta fija "sin riesgo" ha dejado de ser una opción para obtener rentabilidad. En el caso de los bonos del Tesoro español, la rentabilidad es negativa hasta los vencimientos de cinco años. A su vez, los bonos corporativos con calificación crediticia (rating) de grado de inversión, tampoco ofrecen apenas rentabilidad, al ser también objeto de compra por parte de los programas del BCE y de la Fed.

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