Efectos secundarios

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4 Banco

Por

Capitalbolsa | 24 jul, 2020

El mensaje de los bancos centrales es claro: "los tipos de interés estarán en niveles mínimos por una larga (larguísima) temporada". Si para ello hay que seguir inyectando liquidez o incluso fijar un objetivo en el tipo a largo plazo de los bonos (como hace Japón), se acabará haciendo.

Esta política de los bancos centrales, inyectado cantidades ingentes de liquidez y jibarizando los tipos de interés a la mínima expresión tiene el objetivo de evitar el derrumbamiento de la economía global. Sin embargo, los efectos colaterales sobre los inversores son evidentes.

La posibilidad de invertir en bonos soberanos con rentabilidad positiva en la Eurozona es casi una excepción. Algo similar ocurre con los bonos de empresas con alta calificación crediticia (rating) que son susceptibles de ser adquiridos por el BCE o la Fed. El tipo de interés ofrecido es exiguo o cercano a cero. Como consecuencia de ello, los inversores se ven obligados a asumir más riesgo para obtener algo de rentabilidad. Así, la demanda de bonos de empresas se ha incrementado significativamente, alcanzándose récords de emisión en lo que llevamos de año tanto en empresas con calificación crediticia de grado de inversión, como de bonos que no alcanzan dicha calificación (High Yield).

A pesar del mayor endeudamiento de las empresas emisoras, y del daño que inevitablemente les está generando en sus cuentas de resultados de este ejercicio la excepcional situación creada por la pandemia, la prima de riesgo exigida a estas emisiones (spread de crédito) se ha reducido en lugar de aumentar.

Artículo comleto.

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