¡Cuidado con los más listos de la clase! La historia demuestra que la mayoría siempre está equivocada

Moisés Romero

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Capitalbolsa | 08 sep, 2021

Actualizado : 08:56

Mis pensamientos sobre la euforia minorista ... Como John K. Galbraith argumentó, las burbujas de activos se inflaron por los cazadores de tendencias de precios que creen que "su genio particular les permitirá salir antes de que la especulación siga su curso". La historia lo atestigua, la gran mayoría siempre está equivocada.

Los mercados, en la mayoría de las ocasiones, penalizan los consensos. Si los agentes financieros coinciden de manera generalizada y se muestran positivos sobre la evolución de un activo, bien sea una acción, un índice bursátil o materia prima, lo más probable es que esté cerca de su techo y viceversa. Cuando se producen los techos el 95% de los expertos tiene una opinión muy positiva, algo similar a lo que ocurre también cuando los activos testean su suelo. No obstante, este consenso suele ser penalizado cuando una vez el activo en concreto ha tocado su máximo y comienza a ceder posiciones dado que ya no quedan alicientes para que el mercado siga rebotando, al igual que ocurre cuando alcanzan sus mínimos.

Trevor Noren@trevornoren

En un mercado en el que gran parte de los inversores se encuentran fuera y con un humor social negativo, en el momento en el que se produce el cambio de humor, el mercado contará con un aluvión de posiciones nuevas que se abrirán paso hasta niveles muy superiores a los que se ven cuando el humor es positivo y donde la tendencia ya ha madurado. (Extraído del libro El poder de los mercados, de Roberto Ruarte (editorial Turmalina) . En la Bolsa actual, muy bien podríamos advertir este fenómeno: el ideario es muy válido, aunque en esta ocasión fallan los volúmenes de negocio y el número de participantes en los mercados. Sea como fuere, el ansia por dar un pelotazo o el pánico a perder más posiciones, lo que definimos efecto manada en una y otra dirección, siempre hay que evitarlo. Ya lo hemos visto muchas, demasiadas, veces.

Tengo reciente la imagen de un analista que fue despedido en Wall Street en plena fiebre de los 90 por recomendar la venta de un blue chip. Sí, aún conservo la imagen en mi retina, a pesar de que han pasado muchos años ¿Por qué? Porque no sólo suceden estos episodios en la Bolsa. En la vida social, empresarial y laboral sucede lo mismo: sólo se admiten borregos, hay que ir con la manada. Las opiniones contrarias son silenciadas con el despedido u otros peores menesteres. Yo he sufrido este caso, que ahora llaman mobing laboral. Pero vuelvo a la Bolsa. Dicen que los analistas son necesarios en la elaboración y planificación de estrategias bursátiles. Yo, sin embargo, desconfío, porque los analistas se copian unos a otros.

Y ahora una historia, que aparece en uno de los libros de nuestra extinta editorial, que se llamaba «Analista» escrito por : Tetreau. Sobre esta historia hablo también en mi libro Leones contra Gacelas, pero aquí tienen el texto original. Este libro lo escribió un empleado de un gran banco francés, asqueado a principios del 2000 por todo lo que veía a diario. Les dejo con la cita donde cuenta la historia. Cada uno que haga su propia reflexión.

Pensaba precisamente en el analista que estaba a punto de contratar. Derek Terrington, en ese momento tenía 52 años, podría ser mi padre. Primera aberración.

Segunda aberración: Derek Terrington es seguramente uno de los analistas financieros más grandes que jamás haya existido en Europa. Y yo, con sólo 29 años, le contrataba. ¿Por qué? Su historia es simple, fuerte y triste como la misma injusticia humana.

Bien a comienzos de la década del 90, antes de descubrir que el imperio Maxwell era un gigantesco castillo de cartas falsas, una empresa inmensa de malversación de fondos, M. Maxwell metía la mano en la caja de jubilaciones (fondos de pensión) de sus empleados para financiarse, y financiar diversas operaciones turbias en Medio Oriente; en definitiva, justo antes de que se destapara la olla, M. Maxwell era el preferido de los mercados financieros. El empresario más successful que jamás hubiera conocido Gran Bretaña.

Derek Terrington elije ese momento para publicar una asombrosa nota de análisis financiero: Maxwell Communications –SELL (Venta). Título: Can´t Recommend A Purchase. Si tomamos las iniciales, obtenemos: CRAP Repugnante, podrido, en inglés.

En esa nota, todo estaba escrito. No faltaba ninguna advertencia. Los inversores ya no podían hacerse los despistados: Derek Terrington denunciaba las incoherencias en la presentación de cuentas, sugería la existencia de fuera de balances superinflados, de un sistema de una complejidad sin fundamento aparente, pero de una complejidad real, organizada, deliberada.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero-Lacartadelabolsa

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