Además de Ucrania y de la inflación, preocupa el crecimiento
Juan Carlos Ureta Domingo, presidente ejecutivo Renta 4 Banco
Con el telón de fondo de la crisis de Ucrania, que ha servido, al menos aparentemente, como catalizador de las caídas de los últimos días, las Bolsas americanas han cerrado su tercera semana consecutiva de descensos, que en esta ocasión han sido especialmente fuertes. El Nasdaq ha perdido un 7,5% en la semana, entrando en situación técnica de corrección al bajar más de un 10% desde sus máximos del pasado noviembre, el S&P ha cedido un 5,7% y el Dow Jones un 4,6%.
A los valores medianos les ha ido incluso peor con una caída semanal del Russell 2000 del 8,1%. A cierre del viernes pasado el Nasdaq pierde un 12% desde inicio del año, el Russell 2000 un 11,5%, el S&P un 7,7% y el Dow Jones un 5,7%. Desde sus máximos, el Nasdaq pierde un 15%.
Esas caídas contrastan con las mucho más moderadas de otras Bolsas. El Eurostoxx ha caído solo un 1% en la semana y en lo que va de año pierde el 1,6%. Nuestro Ibex pierde solo el 0,2% desde el uno de enero, y el MSCI de Bolsas emergentes en dólares sube el 1% en el año tras bajar el 1% la semana pasada.
Aunque algunos quieran ver en los datos anteriores una señal anticipada del fin del dominio bursátil americano sobre el resto del mundo, un dominio que empezó en el 2007 y que por tanto lleva camino de cumplir su decimoquinto aniversario, lo cierto es que esa conclusión podría ser bastante apresurada, y caben otras lecturas de lo sucedido en las Bolsas estas tres primeras semanas del 2022.
Una primera lectura, bastante obvia, es que tras esos casi quince años de mejor comportamiento diferencial, las Bolsas americanas cotizan en niveles mucho más exigentes que el resto y por tanto la posibilidad de una corrección seria es mayor allí. El multiplicador de beneficios (PER) del S&P está por encima de 20 veces mientras que el del MSCI World quitando EE.UU. está por debajo de 15 veces beneficios. Una segunda lectura es que estamos asistiendo, sobre todo, a una crisis de las tecnológicas, que son realmente las que han llevado el liderazgo de las subidas de las Bolsas americanas estos últimos años y especialmente en las Bolsas post Covid, a partir de marzo de 2020. Más de un 30% de la subida del S&P el año pasado se explica por cuatro grandes valores tecnológicos (MSFT, Apple, Nvidia, Alphabet) y en los últimos seis meses un número muy reducido de compañías tecnológicas han contribuido más o menos a la mitad de las ganancias del S&P. La sensación es que hay sobrevaloración de ese conjunto reducido de empresas en las que se ha concentrado de forma muy clara el dinero.
Una tercera reflexión, a la vista de la evolución antes mencionada de las Bolsas en las primeras semanas del año, es que aunque la tensión en Ucrania sin duda ha contribuido al mal ambiente de las Bolsas estos últimos días, hay otras causas detrás de las caídas, causas más profundas y no tan vinculadas, al menos de forma directa, a la geopolítica.
La primera causa que nos viene inevitablemente a la cabeza es la escalada de la inflación, que se ha situado ya en diciembre en el 7% en EE.UU. y en el 5% en la zona euro, ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los Bancos Centrales para que suban tipos y retiren liquidez. La Fed parece muy decidida a hacerlo, pero no así el BCE ni el banco central chino, el People?s Bank of China (PBoC). Christine Lagarde aseguró el pasado jueves en una entrevista que el BCE no seguirá a la Fed en las subidas de tipos porque el ciclo de recuperación está más avanzado en EE.UU. que en Europa. Por su lado el PBoC lo que quiere es que el crecimiento vuelva al 6% desde el 4% al que, según supimos el pasado lunes, ha crecido la economía china en el cuarto trimestre de 2021. Para ello, ya ha rebajado recientemente dos veces el requisito de reservas bancarias (RRR) y esta semana recortaba una vez más el tipo de interés preferente (LPR) a un año desde el 3,8% hasta el 3,7% y el LPR a cinco años (que es el de referencia para contratos hipotecarios y que no se ajustaba desde hacía dos años).
Pero hay algo más que la inflación, aunque sin duda la posición de la Fed está pesando en las Bolsas americanas y en las tecnológicas en particular, porque como hemos dicho muchas veces, las empresas tecnológicas en general esperan su mayor flujo de beneficios a plazos largos y la subida en los tipos de interés les afecta especialmente. Estos últimos días el tipo de interés del bono americano a diez años se ha mantenido estable, incluso ha bajado un poco, justo coincidiendo con una brusca corrección de las tecnológicas.