¿Un regalo de Navidad adelantado en forma de aterrizaje suave?

Linda Duessel, estratega senior de renta variable de Federated Hermes

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Capitalbolsa | 25 sep, 2024

Actualizado : 14:29

El mercado de renta variable pisó el acelerador la semana pasada tras la reunión de la Fed. Si nos remontamos a lo que ha ocurrido desde 1981, en promedio el mercado registra una subida del 20% ocho meses después de la primera bajada de tipos si no hay recesión, pero desciende una media del 10% si la hay.

Normalmente, el S&P 500 se mantiene bastante plano en los 12 meses anteriores a un recorte de tipos. Pero esta vez no ha sido así: el S&P 500 ha subido un 26,6%, similar al alza del 24% del año anterior al inicio de la relajación de 1995, un ciclo de recorte de tipos que (¿tampoco?) acompañó a una recesión. En cuanto a la reversión de la curva de rendimientos de la que hemos estado oyendo hablar, que normalmente anunciaría una recesión: cuando el diferencial entre los rendimientos a dos y a 10 años se normaliza, la recesión se ha producido en el plazo de un año en el 58% de las ocasiones. Cuando el diferencial de tres meses y 10 años se normaliza, la recesión ocurre el 78% de las veces. Aún así, el escenario parece positivo, ya que empezamos a movernos estacionalmente hacia noviembre y diciembre, los meses históricamente más fuertes del año. Además, la exposición bruta sigue siendo baja y el día de las elecciones suele ser alcista gane quien gane.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, se mostró agresivo en su decisión de hacer un recorte de 50 puntos básicos. Manteniendo que la economía sigue siendo fuerte -es decir, que este gran recorte no fue un movimiento apresurado para evitar una recesión-, Powell dijo hasta 10 veces que se trata simplemente de una “recalibración” de la política monetaria de la Fed. Por ahora, el gráfico de puntos del banco central indica una expectativa de bajar los tipos medio punto más en el transcurso de las dos reuniones que le quedan este año. Sin embargo, Powell parecía lo suficientemente preocupado por el mercado laboral como para actuar con rapidez, y este movimiento sugiere que es más probable que la Fed sorprenda con un recorte más rápido que con uno más lento.

El objetivo final es el tipo neutral, que no puede conocerse directamente ni con precisión. Son varios los analistas que esperan que se sitúe entre el 2,75% y el 3,5%. La Reserva Federal prevé actualmente un crecimiento nominal del 4,2% para finales de 2025. De ser así, los rendimientos del Tesoro a 10 años, situados en el 3,75%, podrían tener poco margen para bajar a partir de ahora. Extrapolando la postura de la Reserva Federal hacia el futuro, se podría decir que un dólar más barato y una eventual burbuja de activos son ahora más probables, mientras que un aterrizaje brusco lo es menos. Pero si buscan motivos para preocuparse, consideren que tanto en 2001 como en 2007 la Fed inició ciclos de relajación con recortes de 50 puntos básicos tres meses antes de que llegara la recesión. Aún así, de los 11 ciclos de recortes que se han producido en los últimos 50 años atrás, cinco no condujeron a una recesión en el plazo de un año. Aunque se resista a admitirlo, una de las razones por las que la Reserva Federal necesita luchar con fuerza contra una recesión es que las deudas del Tesoro son tan elevadas y el Congreso es tan díscolo que el banco central debe desempeñar un papel excesivo para mantener las finanzas públicas en orden. Aunque nos espera un ajuste de cuentas fiscal, bajar los tipos reduce los costes de los préstamos y mantiene a raya la recesión, por ahora.

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