"Desde la victoria de Donald Trump, los últimos pesimistas parecen haberse rendido definitivamente y haberse pasado al bando de los optimistas"
Yves Bonzon, CIO (Chief Investment Officer) del banco privado suizo Julius Baer, comenta sobre la coyuntura de los mercados de capitales y de la economía americana a escasas fechas de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos que analiza bajo el título de Reina la complacencia.
Desde el anuncio de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses del pasado noviembre, los últimos pesimistas parecen haberse rendido definitivamente y haberse pasado al bando de los optimistas, dice Bonzon. La impresión es que, “después de haber obtenido resultados insuficientes durante los dos últimos años debido a la infraponderación de la renta variable y de Estados Unidos, los gestores profesionales están neutralizando por fin sus asignaciones en relación con los índices de referencia de renta variable”. Si bien -asegura- “el inconsciente colectivo de los inversores parece ahora totalmente volcado en la noción de excepcionalismo estadounidense, el mantenimiento de las tendencias observadas desde octubre de 2022 depende de una serie de hipótesis muy inciertas, incluidas las relativas a la trayectoria de la política norteamericana”.
Mientras tanto, el sector industrial europeo sigue hundiéndose cada vez más en el declive, asegura. “Europa aún no parece dispuesta a cambiar de rumbo, es decir, a desregular y liberalizar para revitalizar su espíritu”. Por otro lado, en China, el gobierno está haciendo lo justo para evitar que las presiones deflacionistas se intensifiquen y desencadenen una espiral desordenada de impagos de créditos, pero no demasiado para evitar un nuevo ciclo crediticio, así como un rescate de los hogares chinos que han especulado imprudentemente con propiedades residenciales. “Las expectativas de beneficios del S&P 500 no son ciertamente inalcanzables, pero dejan poco margen para sorpresas positivas”.
“Hemos entrado claramente en la fase más incómoda del ciclo”, explica Monzon y “mantenemos nuestra posición ligeramente sobreponderada en renta variable, pero con una diversificación de los factores de rentabilidad y sin sesgo estilístico o regional”. 2025 será muy diferente de 2023 y 2024, y nuestra posición sobreponderada en efectivo nos da cierto margen de maniobra, que debería resultar útil en los próximos meses.