¿Quién pagará la factura?

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Capitalbolsa | 05 jun, 2012

Creo que fue Newton el que se refería de esta forma al comportamiento "irracional" de los mercados, dominados alternativamente porel pánico y la euforia. Entre medias, el optimismo y el pesimismo. Y con el eterno objetivo de las autoridades para que finalmente el precio de losactivos financieros coincida con el valor. Imposible. 

Los mercados viven de expectativas: el precio no refleja el valor de hoy si no las expectativas sobre el valor futuro. O simplemente, lasperspectivas sobre la evolución del precio. Esto es lo más triste, eliminando de un plumazo la cultura de la inversión en bolsa.
Hace algunassemanas les ofrecía algunos datos que mostraban una tendencia por el momento inexorable hacia los niveles de populización de la bolsa de lossetenta, sesenta y, esperemos que no ocurra, de los cincuenta.
Invertir ahora a largo plazo en bolsa es sólo cuestión de meses dominado elmercado por analistas técnicos que apelan a tu prudencia (inteligencia) por mantener en cartera una acción que ha roto soportes. Los rebotes,son técnicos Y las subidas continuadas, momentum alcista. El mercado se ha sesgado hacia el corto plazo en un mundo, es cierto, dominado porla incertidumbre y pesimismo a la hora de contemplar el futuro.
En una reunión con economistas hace ahora una semana uno de ellos pedía, como todos, medidas contundentes desde la clase política europeapara:
1. contener la Crisis
2. reconducirla.
Ayer los primeros contactos de las autoridades europeas estuvieron claramente orientados a poner unsuelo a la Crisis, a punto el mercado de comenzar a especular con el fin de la Moneda Única.
La clave en este sentido no ha sido elcastigo, inmerecido en buena parte en mi opinión, de la prima de riesgo española como el descenso del EUR más allá de niveles de 1.25 USDque ha vuelto a recuperar. Ya hemos visto como las autoridades japonesas han dado muestras de nerviosismo por la subida de su moneda y lasnorteamericanas han estado prestas a supervisar en directo qué ocurre realmente en Europa.
Las autoridades europeas han reaccionado alunísono con grandes promesas de supervisión única del sistema financiero, garantía única de los depósitos de la banca, integración fiscal yunión política.
¿Y los plazos? Sólo Merkel, quizás temerosa (la experiencia cuenta) de que el mensaje optimista de les vaya de las manos, hahablado de medio plazo.
¿Serán capaces los mercados ahora de tener paciencia a este medio plazo? Tras cuatro años de Crisis financieramundial, tras tres de Crisis de deuda y tras dos de Crisis del Euro, creo que el margen de las palabras es limitado. Así, lo que pedía micompañero economista de reconducir la Crisis no era tanto con promesas como con pasos decididos para resolver los ProblemasInstitucionales del Euro. No lo confundan con su solución definitiva. Esto a corto plazo es imposible.Siempre intento evitar la palabra imposible: hay pocos temas que realmente lo sean. Pero en estos momentos, Europa acapara buena parte deellos.
¿Tienen margen político los gobiernos para dar el paso de gigante que significa poner un plazo a la Unión política? Esto sí sería realmenteimportante.
Un shock positivo para los mercados que, acompañado de una acción contundente desde el ECB, provocaría un "momentumpositivo" en los mercados que llevaría a los analistas técnicos a borrar de un plumazo su pesimismo actual. Todos escucharíamos lamúsica, de nuevo, de los bancos centrales mientras algunos economistas ya incluso anticiparían el final (verían la Luz) de la Crisis. Brotes verdesy luz al final del túnel, serían de nuevo expresiones habituales entre los economistas.
Y los políticos. No crean que es un escenario tan irreal.Recuerden que la memoria de los inversores es directamente proporcional a la persistencia de los mercados en llevarnos la contraria. Esa masaloca o el autobús que nadie quiere perder.
¿Mi opinión? La deuda sigue pesando como una losa. Y hay que pagarla. Pero todo es más llevadero si las portadas de los periódicos nosdicen día a día que las cosas irán mejor. Los mercados, ya saben, son juez y parte. Llegado a este punto debo hacer una pregunta que ha sidorepetitiva en los últimos meses: ¿quién pagará la factura?
Lo que ha pasado con Grecia es el mejor ejemplo de que la reestructuración de ladeuda es una posible salida para países insolventes. El tiempo, la represión financiera, incluyendo la inflación, ayudarán sin duda. Quizás lacombinación de todos estos factores. Pero todo esto llega, alguien tendrá que asumir el riesgo. Los bancos centrales, en Europa siempre endebate, el ECB. Y tendrá que tomar nuevas medidas a corto plazo como respuesta a la disposición de las autoridades europeas a avanzar deforma más decidida en la Unión política, pasando por la fiscal y financiera. Y los países más solventes del Euro: una forma de devolver elabaratamiento de su financiación y de evitar costes más altos en caso de que la situación se escape de las manos.
En el caso de Alemania,hace poco veía las diferentes estimaciones sobre el coste de la Reunificación entre 500/1.6 tr. EUR. El coste de salvar la EUR, en el caso másextremo de incorporar a los países ahora más cuestionados, podría ascender a 1 tr. EUR. Alemania ya ha comprometido más de 800 bn. EUR,Bundesbank incluido, en una factura que no ha dejado de crecer en los últimos dos años y medio. Todo lo que sea necesario, en una espiral de laque resulta muy complicado escaparse. La disposición política hacia el EUR es clara, entre la población y políticos alemanes; el costeeconómico es innegable.

José Luis Martínez Campuzano de Citi

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