Carlos Montero
Cada vez es más probable que España eche mano del bolsillo de otros países
En las semanas previas a su anuncio del verano pasado, Bankia inundó las ondas de radio, las paradas de autobús y los periódicos con una campaña publicitaria que invitaba a los espectadores a comprar acciones y convertirse en un "bankero". Si la campaña tuvo el propósito de agitar a la opinión pública, ahora parece casi grotesca.
Tras la intervención del Estado, nos guste o no, cada contribuyente
español es ahora un bankero. Es más, la magnitud de la limpieza
necesaria en Bankia aumenta los temores a que otras entidades necesiten
más dinero en efectivo en un momento en el que no hay ninguna manera
obvia de conseguirlo.
La buena noticia de un rescate más grande de lo esperado, es que el
gobierno está limpiando en serio a Bankia, señala un editorial de la
prestigiosa revista The Economist. Su nuevo presidente, José Ignacio
Goirigolzarri, tiene sin duda todos los incentivos para eliminar todos
los problemas del banco, de modo que el balance se purgará de los
activos desagradables. La matriz de la recientemente nacionalizada
Bankia, el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), recibirá 19.000 millones
de euros, por 4.500 millones que ya había recibido de España del fondo
de rescate, el FROB. Con esto se cubrirán casi la mitad de la exposición
inmobiliaria del grupo, y el 13,1% de su cartera total de préstamos.
Los actuales accionistas verán muy diluida su participación del 55% en
Bankia. A pesar de que tendrán derecho a participar en el aumento de
capital de Bankia de 12.000 millones en octubre, que será suscrita por
el BFA, es bastante improbable que alguien suscriba los derechos (las
acciones de Bankia han caído más del 70%).
La cuestión candente es si la escala del agujero de Bankia proporciona
pistas sobre el estado de otras financieras. Es cierto que Bankia ha
tenido la exposición más elevada al sector inmobiliario español, sobre
todo en la zona valenciana. Esa región es el hogar de la CAM, una caja
en quiebra llamada "lo peor de lo peor" por Miguel Ángel Fernández
Ordóñez, quien esta semana adelantó su salida del cargo de gobernador
del Banco de España. Bankia también prestó a inmigrantes de bajos
ingresos. Y por lo menos 6.600 millones de euros de la limpieza vienen
de las participaciones industriales y de impuestos de activos.
Sin embargo, los supuestos para Bankia sobre la tasa de morosidad en
áreas como hipotecas residenciales y préstamos corporativos establecen
una nueva referencia inquietante para otros prestamistas. Parece muy
probable que el examen externo de dos consultoras de los bancos
españoles, cuyos primeros resultados se conocerán a finales de este mes,
encuentre más agujeros.
Tomando a Bankia como referencia, las pérdidas de préstamos del resto
del sector podrían incrementarse en otros 45.000 millones más que lo ya
exigido por el Gobierno, de acuerdo con las estimaciones de UBS. Los
analistas de Nomura creen que todos los bancos españoles, con la
excepción del BBVA, Banco Santander y Sabadell, tendrán que aumentar su
capital. (La mayoría cree que BBVA y Santander, en particular, son
suficientemente fuertes como para manejar la situación a través de sus
beneficios).
La cuestión es si se podrá levantar todo ese dinero. El capital privado
no vendrá. "Todas las puertas están cerradas", dice un banquero. Se
espera que BFA reciba el rescate de 19.000 millones de fondos -
equivalente a menos del 2% del PIB español - a principios de julio. La
manera obvia de conseguir el dinero es mediante la emisión de bonos del
FROB, pero el gobierno está claramente nervioso por la reacción del
mercado cuando sus costos de endeudamiento son tan altos.
Se ha hablado de inyectar directamente bonos soberanos en Bankia a
cambio de equity, los cuales podrían cambiarse por dinero en efectivo
del Banco Central Europeo. Esto evita a los mercados, pero es poco
probable que el BCE lo acepte. Además, las maniobras para evitar a los
mercados no es una buena señal de la capacidad de España para
financiarse.
El gobierno puede estar esperando un cambio en las reglas que permitan
una recapitalización directa de los bancos a través de los fondos de
rescate de la eurozona. Mariano Rajoy ha prometido que no permitirá que
ningún banco caiga. Para honrar ese compromiso, cada vez es más probable
que España tenga que echar mano de los bolsillos de otros países.
Fuentes: The Economist