Tres reglas para que deje de importarnos lo que los demás piensan sobre nosotros…si lo hacen
Un amigo mío compartió una vez lo que consideré un poco de sabiduría pura: "Si no invito a alguien a mi casa, no debería dejarlos entrar en mi cabeza".
Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Las redes sociales nos han abierto la cabeza para que cualquier intruso pueda entrar. Si tuiteas cualquier cosa que se te pase por la cabeza sobre una celebridad, es muy posible que llegue al teléfono que tiene en la mano mientras se sienta en el sofá de su casa. El verdadero problema no es la tecnología, es la naturaleza humana. Estamos programados para preocuparnos por lo que otros piensan de nosotros. Como observó el filósofo estoico romano Marco Aurelio hace casi 2.000 años, “Todos nos amamos más que a otras personas, sin embargo nos preocupamos más por su opinión que por la nuestra”, ya sean amigos, extraños o enemigos.