La motivación intrínseca es mucho más poderosa que la extrínseca, pero también más difícil de alcanzar
Para cualquier comportamiento dado, nuestras motivaciones pueden tener dos naturalezas radicalemente distintas: extrínseca e intrínseca. La motivación intrínseca es el impulso que viene desde adentro, sin ninguna recompensa externa ostensible. La actividad se hace porque es inherentemente agradable y no por una recompensa anticipada, fecha límite o presión externa.
La motivación extrínseca, por el contrario, depende de los inputs exteros, de las recompensas que vienen de fuera. Los propósitos de año nuevo suelen ser más extrínsecos que intrínsecos, y por eso apenas podemos completar un 20 % de ellos, de media.
Las recompensas extrínsecas son pasajeras. Son muy eficaces a corto plazo, pero tienden a disiparse a largo plazo. Con todo, las desventajas de las recompensas extrínsecas no terminan ahí: también pueden tener un impacto negativo en nuestro impulso intrínseco.
Esto se puede ver, por ejemplo, en el arte infantil. A la mayoría de los niños les encanta dibujar. Entrega a un niño con una pila de papeles en blanco y un juego de colorear, y todo irá rodado. Algunos dibujarán durante horas y horas, sin interrupción y sin necesidad de motivación extrínseca.