"Es muy probable que en España haya entre 6 y 11 millones de personas que tengan o hayan tenido el coronavirus"

Madrid y otras comunidades podrían estar relativamente cerca de la inmunidad de grupo

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Capitalbolsa | 04 may, 2020 13:30 - Actualizado: 11:42
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La pasada semana, Marcos Ferreiro, director de tecnología y cofundador de Fáktica Analytics, y David Cadrecha, técnico en ITP Aero, realizaron un amplio análisis de la crisis sanitaria actual, en el que ofrecieron sugerencias sobre la respuesta que se debería adoptar a largo plazo. Veamos extractos de ese interesante artículo:

(...) A grandes rasgos, hay tres posibles estrategias de salud pública para enfrentarse a la Covid19:

(1) esperar a que la inmunidad de grupo acabe con la epidemia de forma natural, y mientras tanto implementar medidas suaves de prevención y control de casos con el objetivo de mitigar la velocidad de contagio lo suficiente para no colapsar el sistema de salud;

(2) una intervención drástica y precoz en prevención y control, con fuertes restricciones de movilidad a toda o gran parte de la población; y

(3) una intervención centrada en la detección temprana, seguimiento y aislamiento de casos y contactos próximos, sin confinamientos generalizados, menos disruptiva para la población en general, pero intrusiva en las libertades y derechos individuales de los afectados. El objetivo de estas dos últimas estrategias es ganar tiempo a la espera de una vacuna o mejoras en los tratamientos que reduzcan sustancialmente el impacto del virus.

El gobierno ha decidido echar a caminar por el borde del precipicio, asumiendo el riesgo de que en algún momento nos caeremos.

Inicialmente el Reino Unido se postuló como abanderado hardcore de la primera opción, aunque pocos días después reculó y cambió diametralmente su posición. China ha centrado su estrategia en la segunda vía -- acompañado de un exhaustivo trabajo en seguimiento y aislamiento de casos --, y Corea del Sur es un ejemplo de la tercera vía, con una respuesta apoyada en el uso masivo de inteligencia artificial, apps y kits de detección rápida.

España ha realizado un híbrido, con una intervención tardía pero drástica en prevención (confinamiento), muy poco en detección y control (tests), y prácticamente nada en seguimiento de casos y contactos próximos. De hecho, el 13 de abril el gobierno levantó la restricción de las actividades económicas no esenciales, por lo que cientos de miles de trabajadores se reincorporan a sus puestos de trabajo sin que antes se hubiesen reforzado apenas los mecanismos de detección y seguimiento de casos y contactos próximos. Es de destacar que la OMS incide en estos pasos como prerrequisitos para poner fin al confinamiento, a la vez que advierte de los riesgos de una desescalada prematura. El hecho de que dos semanas después el Plan para la Transición Hacia una Nueva Normalidad se haga eco de las recomendaciones de la OMS puede suponer un punto de inflexión en este aspecto, lo que sin duda sería una buena noticia.

Hasta ahora, la estrategia del gobierno español no ha parecido ir dirigida a extinguir el incendio ni a buscar la inmunidad de grupo, sino a alcanzar un delicado punto intermedio: reducir lentamente el número de infectados hasta tener un número suficientemente bajo como para que sea absorbible por el sistema público de salud, y mantenernos en un ritmo reproductivo menor que 1 para evitar rebrotes descontrolados. Todo ello mediante restricciones más o menos rígidas a la población en general, abriendo y cerrando el grifo para no estrangular la economía ni colapsar los hospitales. Es decir, echar a caminar por el borde del precipicio sin más dilación, y comenzar la recuperación social y económica asumiendo el riesgo de que en algún momento nos caeremos y tendremos que dar marcha atrás.

La verdad es que a estas alturas no tenemos muchas alternativas. Hace dos meses las estrategias China o Coreana nos hubiesen ahorrado más del 90% de las víctimas actuales, pero ya es tarde. Y la inmunidad de grupo como estrategia es una pésima idea, por su altísimo coste en vidas.

En España es muy probable que haya entre seis y once millones de personas que tengan o hayan tenido el coronavirus. Nueva York hizo público hace unos días el resultado de un estudio hecho por las autoridades estatales, que reflejaba una letalidad en el total de infectados en torno al 0.5% (infection fatality rate en inglés, que incluye en el denominador una estimación de todos los casos no detectados, incluidos los asintomáticos). Diversos estudios publicados hasta la fecha en Alemania, Suiza, Reino Unido y Francia dan valores similares, entre 0.37% y 0.66%.

En España ya hay 24.275 muertes confirmadas por coronavirus. A esta cifra habría que añadir en torno a un 50% más de fallecimientos no contabilizados por ausencia de test, tal como sugiere el análisis del exceso de muertes hecho por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo). Así, la cifra real de muertos por coronavirus en nuestro país a día de hoy probablemente ronde los 35.000. Asumiendo un retardo entre contagio y fallecimiento superior a dos semanas, todos estos datos sugieren que en España hoy podría haber entre un 13% y un 23% de la población española afectada, con mucha variabilidad regional, entre el 30-50% de Madrid y el 2-5% de Andalucía, Murcia o Canarias.

Figura 1. Fallecimientos en España por Coronavirus: muertes con Covid19 confirmada por test vs Exceso de Muertes (MoMo) vs Estimación del total de muertes.

Nótese que, en algunas autonomías, los datos del sistema MoMo sufren de un retraso de más de una semana en los reportes de los registros civiles, de ahí la estimación hecha por los autores indicada en rojo discontinuo. Por otra parte, el sistema MoMo cubre el 93% de la población de España, con importantes diferencias regionales en cobertura, por lo que el número podría ser aún mayor. Por otro lado, esta cifra incluye la mortalidad por todas las causas, con lo que recogería también el exceso de fallecimientos por otras causas que podrían ser considerados víctimas indirectas del coronavirus como patologías mal tratadas por la saturación del sistema sanitario.

Aunque Madrid y otras comunidades podrían estar relativamente cerca de la inmunidad de grupo, probablemente ésta no se llegase a alcanzar a nivel país sin antes haber triplicado o cuadruplicado los 35.000 fallecidos actuales, a lo que habría que añadir cientos de miles de pacientes hospitalizados, una quinta parte de ellos en la UCI, y millones de trabajadores de baja médica o en cuarentena. El coste humano y económico de una estrategia basada en la inmunidad de grupo es sencillamente inasumible para el gobierno y la sociedad en general.

Lean el resto del artículo, donde se detallan las medidas recomendadas para combatir la pandemia y las conclusiones del estudio, aquí.

Autores:

Marcos Ferreiro es ingeniero aeronáutico (UPM) y Master en Administración Pública (Harvard University). Acumula 15 años de experiencia con Médicos Sin Fronteras -- donde ha trabajado en epidemias de cólera, sarampión y meningitis -- el Banco Mundial y otras organizaciones humanitarias y de desarrollo. Es co-fundador y CTO de Fáktica Analytics.

David Cadrecha es Ingeniero Aeronáutico (Universidad Politécnica de Madrid) y Technical Fellow en ITP Aero. Tiene 20 años de experiencia en técnicas de medida y análisis de datos.

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