Desgraciadamente, en esta crisis pandémica, los fuertes siguen haciéndose cada vez más fuertes
En el artículo de ayer comentábamos el análisis que John Rekenthaler ha realizado del último estudio de Michael Mauboussin y Dan Callahan de Morgan Stanley. En este estudio se detallan la situación actual del mercado de valores de EE.UU., y cómo ha cambiado a lo largo de la historia.
Bien, pues terminábamos ese artículo señalando que las empresas que cotizan en la bolsa estadounidense, que sumaban más de 7.000 a mediados de la década de 1990, se sitúan ahora en solo 3.600. (A fines de 2019, el índice Wilshire 5000 contenía solo 3.473 miembros).
Noticia relacionada
Inversión de valor: cuando la historia puede no ser suficiente
Varias razones subyacen a esta disminución, incluidas tarifas de cotización más altas, mayores requisitos regulatorios y mejor financiamiento de fuentes de capital privado, en caso de que las empresas busquen capital sin cotizar en bolsa. Pero la mayor explicación es fundamental.
Desde una perspectiva empresarial, a diferencia del sentimiento de los inversores, las grandes empresas están dejando atrás a las pequeñas. Escriben los autores: "La diferencia entre el rendimiento medio de los activos para las empresas grandes y pequeñas era de 15 puntos porcentuales en la década de 1990 y ahora está en el rango de 30 a 35 puntos".