Cuando el dólar se opaca los emergentes brillan en el firmamento
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Han pasado muchos meses desde que los analistas empezaron a hablar de las oportunidades que se abrían en los mercados emergentes (EM) luego de la pandemia. Sin embargo, no con poca desilusión, los inversionistas vieron cómo esa “tierra prometida” de rentabilidades no llegaba de manera consistente.
Si bien en meses recientes se han presentado movimientos positivos, lo cierto es que los mismos no vinieron sin antes experimentar un período de fuerte ajuste, causando algo (¿mucho?) de dolor en algunos portafolios. Y no pocos inversionistas claudicaron en su elección de activos emergentes como opción de inversión, refugiándose en regiones mucho más ‘estables’.
Los bonos emergentes (en particular) se han rezagado; pero hay razones para ser optimistas y empezar a observar el gran despegue de los EM en los próximos meses:
1. El ciclo de debilidad del dólar parece haber comenzado con fuerza, y como se observó en la primera parte de este análisis, eso da fortaleza a los EM. Que el dólar se siga debilitando es positivo para nuestros activos financieros, y si llegásemos a los niveles de 2012, el crecimiento de los activos de EM será fantástico (me atrevo a predecir más del 10% en dólares de manera sostenida por unos buenos años).
2. El precio de los bienes básicos se viene incrementando. También es una tendencia que debe consolidarse en los próximos meses. Varios análisis recientes muestran un par de cosas que me llamaron poderosamente la atención, más allá de la simple expectativa de una demanda al alza una vez la economía global empiece a recuperarse —luego de la esperada desaceleración en la segunda parte de este 2023 y primera del próximo año—:
3. La inflación viene cayendo en el mundo emergente, y en algunos casos la fuerza de la caída viene dándose de manera marcada. Esto ha llevado a que algunos bancos centrales hayan empezado a disminuir sus tasas de interés, tendencia que debe continuar en próximos meses.
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