Estos dos sectores bursátiles deben tratarse con extrema cautela. Veamos por qué.
Cualquier inversor que se vea preocupado por recortar su cartera debido a las advertencias de que el mes actual ofrece en promedio un mal rendimiento para las acciones se sentirá profundamente molesto.
Solo quedan dos días de negociación más para el final de septiembre y el S&P 500 se encuentra en un nuevo cierre récord, su 42.º del año, habiendo ganado un 1,7% en el mes hasta la fecha.
Jeffrey Rubin, presidente y director de investigación de Birinyi Associates, con sede en Westport, Connecticut (que ahora es propietario de la firma tras la muerte del legendario Laszlo Birinyi), se encuentra entre quienes rechazan que los traders presten demasiada atención a tales narrativas.
“La gente a menudo nos pregunta por qué no incorporamos las estacionalidades en nuestro proceso de inversión… Las estacionalidades pueden ser interesantes y ser buenas para un par de frases ingeniosas, pero con demasiada frecuencia y lo que es más importante, no son rentables”, dice Rubin en una nueva nota.
Sin embargo, aunque Rubin se muestra escéptico ante esos supuestos hechizos estacionales, está dispuesto a aceptar las runas técnicas, y eso lo ha dejado receloso respecto de dos sectores del mercado de valores.
En primer lugar, está el sector tecnológico, que sigue el fondo cotizado en bolsa del Nasdaq 100, el Invesco QQQ Trust Series I. y el ETF Technology Select Sector SPDR
Se esfuerza por recalcar que Birinyi no ha adoptado una postura negativa respecto de la tecnología, pero su calificación neutral refleja que el QQQ y el XLK han estado “atrapados” en amplios rangos de negociación desde principios de junio. Esto significa que los inversores no deberían comprar cuando los índices están en la parte superior del rango, pensando que subirán, sino que deberían comprar cuando están en la parte inferior del rango.
“En otras palabras, las operaciones con acciones más pequeñas y los plazos más cortos son apropiados ahora para el Nasdaq 100 y el ETF del sector tecnológico hasta que cambie el rango actual de negociación”, afirma Rubin. Los rangos son de 203 a 233 dólares para el XLK y de 443 a 496 dólares para el QQQ, añade.
Otro gráfico que preocupa a Birinyi es el del sector energético del S&P 500, tal como lo sigue el ETF Energy Select Sector SPDR.
Rubin considera que el sector se encuentra en una tendencia bajista. “Como resultado, evitaremos las compras de inversión en empresas relacionadas con la energía, ya que muy pocos de los 22 miembros del sector califican como una compra, sin contar los gasoductos. Una operación aquí o allá podría ser apropiada, pero nada más”.
Con el XLE en la mitad de su rango, tales operaciones incluirían recortar posiciones largas ante cualquier repunte. “Sobre todo porque el precio del petróleo es un 26% más bajo que en esta época el año pasado y, salvo que se produzca una gran crisis en Oriente Medio, es poco probable que vuelva a alcanzar los máximos observados en 2023”, afirma Rubin.