El cacao está pulverizando todos sus récords...¿por qué?
Alexis Bienvenu, gestor de fondos de LFDE, sobre el cacao
El cacao está pulverizando todos sus récords. La escalada que ha protagonizado durante el último año es del 260 %, superior al avance anual del valor estrella del momento: Nvidia. Esto supone un motivo indudable de alegría para ciertos productores y ciertamente para algunos especuladores, pero obedece sobre todo a dificultades en toda la cadena de producción.
El germen más evidente tiene escaso alcance general: demasiadas lluvias y, después, demasiado calor, que han lastrado a los principales países productores en África. Otra causa más elocuente es la deriva climática, amplificada puntualmente por el ciclo de El Niño, que se ha acelerado repentinamente para alumbrar en 2023 un desajuste considerable. Se pueden detectar ahí las señales de una perturbación del ciclo de la vegetación que no augura mejores cosechas regulares de cara a los próximos años. Algunos serán mejores, eso es seguro, pero la tendencia no hace pensar en un retorno duradero a las condiciones pasadas.
Otro ingrediente nefasto, tanto en la agricultura como en las finanzas, es la falta de diversificación. El enfoque cuantitativo de la producción que domina en la agricultura ha dado lugar a plantaciones industriales de árboles de cacao desprovistas de diversidad, con suelos sistemáticamente empobrecidos ganados a antiguos bosques fértiles, a menudo primarios. Basta entonces con una pequeña incidencia en el sistema, en este caso, lluvia o viento, para perturbarlo totalmente, ya que todos los árboles son, en definitiva, el mismo. Si las condiciones son favorables, los parásitos se multiplican, ya que se han interrumpido los mecanismos naturales de autorregulación mediante la diversidad de las especies.
Esta crisis ha puesto de relieve un último ángulo relacionado con la diversificación, evidente también en las crisis industriales: el abastecimiento. Del mismo modo que la producción de chips electrónicos avanzados se concentra en Taiwán, lo que expone a la economía mundial a posibles tensiones locales, la producción de cacao se concentra casi en un 60 % en Costa de Marfil y Ghana. Un mejor reparto mundial, que lógicamente iría en detrimento de la concentración de las ventajas productivas a corto plazo y, por lo tanto, del precio de coste, ayudaría a equilibrar el riesgo medioambiental y, por lo tanto, a homogeneizar los precios a largo plazo.