“Sigue siendo un buen entorno para que la renta variable"

Chris Iggo, CIO Core Investment Managers en la gestora de fondos AXA Investment Managers y presidente del AXA IM Investment Institute

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Capitalbolsa | 17 oct, 2024 09:31
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El panorama combinado de desempleo e inflación en EE.UU. sugiere que la Reserva Federal (Fed) se tomará con calma la relajación de la política monetaria. Se esperan otros dos recortes de 25 puntos básicos este año.

El avance hacia una postura neutral probablemente necesite que la inflación descienda un poco más y que el mercado laboral se relaje un poco más, pero las cosas parecen ir por buen camino. Por debajo del capó, los mercados tienen buen aspecto. Las empresas y los consumidores están en buena forma. Sigue siendo un buen entorno para que la renta variable genere potencialmente crecimiento del capital y la renta fija proporcione ingresos estables.

El repunte de los bonos ha terminado por ahora, ya que las expectativas sobre la trayectoria de los tipos de interés estadounidenses se están reajustando una vez más. Esto se debe principalmente a que el informe de empleo de septiembre en EE. UU. fue más fuerte de lo esperado. Algunos han criticado a la Fed por haber bajado los tipos 50 puntos básicos el 18 de septiembre. Esto es injusto y la Fed nunca indicó que continuaría bajando los tipos en 50 puntos básicos. La realidad es que los tipos de interés reales a corto plazo son bastante altos y potencialmente restrictivos. El escenario de aterrizaje suave sigue en gran medida incuestionable.

El retroceso de los precios de los bonos podría atraer algunas compras al mercado. Los tipos reales a corto plazo siguen en territorio positivo, y sigue siendo un entorno favorable para la renta fija. Este año, la rentabilidad total de la renta fija mundial podría situarse en torno al 3,0%, con un primer trimestre negativo, un segundo plano y un tercer trimestre por encima de la tendencia. Para el próximo año, parece razonable fijar las expectativas en un nivel similar o ligeramente superior, con mayores ganancias en los mercados de crédito, dada la situación actual de los diferenciales.

El contexto macroeconómico es favorable para la renta fija, aunque existen riesgos derivados de las políticas reflacionistas en caso de que Donald Trump gane las elecciones en noviembre. En general, sin embargo, hay preocupación por la valoración. El precio de las curvas de tipos está fijado para un aterrizaje suave, por lo que las apuestas sobre la dirección de los tipos van a ser respuestas no consensuadas o tácticas a movimientos a corto plazo.

En el escenario central, la renta variable ofrece mejores perspectivas de rentabilidad en 2025. Los tipos más bajos deberían sostener tendencias más fuertes en el gasto de los consumidores y las empresas, mientras que los temas estructurales de la inteligencia artificial y la transición energética apuntalarán el gasto de las empresas. La opinión de consenso es que Trump sería positivo para la renta variable en EE.UU., pero Kamala Harris solo sería ligeramente negativa, dado que sus ambiciones de subir los impuestos de sociedades se verían frustradas por el Congreso.

Las previsiones actuales de beneficios para la renta variable son sólidas. Para el S&P 500 el consenso es de un crecimiento del 14% durante el próximo año y del 25% para el universo Nasdaq Composite. Un crecimiento del 14% de los beneficios del S&P 500, con el múltiplo actual sin cambios, significaría que podría vislumbrarse un nivel del índice entre 6.100 y 6.200 puntos. También hay optimismo en torno a las perspectivas de los valores de pequeña capitalización, con una previsión de consenso para el Russell 2000 del 73% de crecimiento. Resulta interesante que la corrección de los valores tecnológicos a principios de verano coincidiera con un fuerte repunte de los valores de pequeña capitalización, justo cuando el mercado empezaba a valorar más agresivamente los recortes de tipos de la Reserva Federal.

El comodín al alza en el panorama mundial sería el fin de las hostilidades en Ucrania y Oriente Medio. Imaginemos la paz en ambas regiones y las oportunidades de reconstrucción. Un escenario post-conflicto en Israel con cambios en las estructuras políticas de la región podría por fin dar paso a la prosperidad de unas sociedades asoladas por décadas de conflicto. El potencial de generación de energías renovables, la agricultura inteligente, el turismo, el aprovechamiento de la experiencia tecnológica israelí y la financiación de los países del Golfo podrían ser elementos de una reactivación económica. El precio de los bonos internacionales de Líbano subió bruscamente esta semana; la bolsa de Tel Aviv está en máximos históricos y la de Beirut cerca de su nivel más alto desde 2007. Estas observaciones no encajan bien con las noticias diarias de la región, pero los mercados tienen sangre fría y miran hacia el futuro. La paz y la recuperación en Oriente Próximo serían, con diferencia, la mejor historia que surgiría en 2025.

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