No hay alternativa a permanecer invertido, pero ¿qué compramos?
Carlos Montero
El panorama actual de inversiones no es fácil. Las acciones de tecnología cotizan a niveles récord; las acciones de valor han tenido un rendimiento inferior durante años, aunque recientemente han mostrado signos de vida; las tasas de los bonos están cercanas a cero; y tener efectivo es perder dinero una vez que se tiene en cuenta la inflación. Entonces, ¿qué deben hacer los inversores?
Si bien el entorno de inversión actual es un gran reto, el mayor riesgo al que se enfrentan la mayoría de los inversores con un horizonte a largo plazo no es perder dinero, sino no tener suficiente. Es por eso que no hay alternativa a seguir invirtiendo en una cartera bien diversificada.
Aunque no existe una fórmula mágica, hay algunos pasos prudentes que se pueden tomar para superar estos tiempos difíciles. Aquí hay tres estrategias de inversión simples y probadas a considerar:
1. Evite los extremos
Hay un grupo creciente de inversores que piensan que deberían concentrar sus carteras en unas pocas acciones de tecnología importantes, especialmente debido a su sólido comportamiento durante la crisis de COVID-19. Esto se debe a que el impacto de la dopamina que reciben los inversores cuando hacen una apuesta correcta en la dirección del mercado suele ser muy estimulante.
Ese efecto se vuelve difícil de controlar para los inversores y, mientras funcione, se les anima a realizar apuestas cada vez más extremas en la dirección del mercado. Lo considerarán una estrategia mejor que la diversificación.
El problema con este enfoque es que ninguna acción o sector supera al mercado todo el tiempo. Algún día, algo más reemplazará el rendimiento generado por las grandes acciones tecnológicas, y nadie sabe cuál será.
Es por eso que los buenos asesores predican la diversificación, incluso si hace que muchos inversores se arrepientan a corto plazo. Estos asesores también recordarán a los inversores que la diversificación significa obtener lo bueno, perder lo extraordinario, pero evitar lo trágico.
Para los inversores que se muestran inflexibles en hacer tales apuestas, los asesores pueden sugerirles que creen una "cartera divertida" en la que puedan colocar una cantidad menor de dinero en una cuenta de trading propio. Eso les permitirá intentar atrapar los máximos y mínimos del mercado sin poner en riesgo todos sus activos.
Es una manera fácil para que los inversores cumplan con ese impulso al tiempo que se aseguran de que la mayoría de sus activos permanezcan en carteras bien diversificadas.
2. Evitar la adicción al efectivo
Enfrentados a uno de los entornos de inversión más desafiantes en décadas, algunos inversores evitarán invertir todo su dinero y quedarse sin efectivo. Aunque una pandemia mundial y una creciente tensión geopolítica son dos muy buenas razones para permanecer al margen en este momento, existe un gran riesgo al hacerlo.
Tener demasiado dinero en efectivo en una cartera conduce a un círculo vicioso. Cuando el mercado sube, los inversores se dicen a sí mismos que esperarán la próxima corrección; luego, cuando el mercado baje, dirán que esperarán a que baje más. Como tal, los inversores que sucumbieron a una "adicción al efectivo" en 2000, 2008, o incluso en marzo pasado, pagaron un precio muy alto. Por supuesto, es fácil mirar hacia atrás en estas fechas en retrospectiva y decir que invertir durante estos períodos fue una obviedad, pero ese nunca es el caso.
Finalmente, la tabla adjunta muestra los pésimos rendimientos que el efectivo ha proporcionado a los inversores durante los últimos 10 años. Es muy difícil para los inversores alcanzar sus objetivos si obtienen una tasa de rendimiento real negativa durante diez años seguidos. Es por eso que los asesores ayudan a combatir la adicción al efectivo entre algunos inversores centrándose en sus planes financieros, asegurándose de que sigan invirtiendo y ayudándoles a gestionar los ciclos inevitables de miedo y codicia.
Rentabilidad anual del efectivo, ajustada por inflación
3. Enfocarse más en la preparación que en los pronósticos
Los pronósticos tratan de predecir el futuro, mientras que la preparación se trata de establecer las expectativas correctas para lo que pueda suceder. La inversión tiene mucho más que ver con la preparación, ya que es muy difícil prever correctamente lo que sucederá en el futuro.
Los buenos asesores pueden ayudar a los inversores a prepararse realizando un “pre-mortem” de sus carteras de inversión para saber qué podría salir mal y cómo deberían reaccionar si esos escenarios sucedieran. Por ejemplo, los asesores pueden ayudar a los inversores a prepararse para una situación en la que las acciones tecnológicas podrían caer un 25% en poco tiempo, y si deberían comprar más acciones o liquidar sus posiciones.
Prepararse para estas situaciones con anticipación permite a los inversores seguir un proceso en lugar de sus emociones cuando ocurren estos eventos. Eso conduce a mejores resultados a largo plazo.
fuentes, Jonathan Durocher - presidente de National Bank Financial Wealth Management.