Los tres canales por los que unos tipos al alza afectan negativamente a la bolsa
Mabrouk Chetouane, estratega global de mercados de Natixis IM Solutions
En 2022, todos recordamos el impacto de la subida de los tipos de interés en los mercados de renta variable estadounidenses y, en particular, en sectores específicos como el tecnológico. Por tanto, es perfectamente razonable preguntarse por los riesgos que esta nueva oleada de subidas de los tipos de interés a largo plazo plantea para los mercados de renta variable.
Aún más preocupante es el hecho de que los tipos de interés hayan seguido subiendo, alcanzando niveles no vistos desde 2009.
El impacto negativo del aumento de los tipos de interés a largo plazo en los mercados de renta variable se produce a través de tres canales principales. Unos tipos más altos implican una valoración más baja de los beneficios futuros esperados, unos costes de endeudamiento más elevados que podrían lastrar la rentabilidad de una empresa y una prima de riesgo de la renta variable a la baja. Pero el alcance de las consecuencias negativas para los accionistas depende de la razón por la que suben los tipos de interés. Parte de la subida de tipos observada en las últimas semanas se explica por un clima económico más fuerte de lo previsto, que rehabilita el escenario de aterrizaje suave. Una parte significativa de esta sorpresa positiva puede atribuirse al importante apoyo presupuestario del Gobierno estadounidense.
Sin embargo, el aumento significativo de las necesidades de financiación del Tesoro estadounidense, resultante de este fuerte incremento del gasto público, y que conduce a un aumento de la oferta de títulos de deuda pública, constituye un riesgo importante. En ausencia de una ralentización significativa del crecimiento, y en un contexto de política fiscal cada vez más expansiva, la Reserva Federal no tendría más remedio que endurecer aún más la política monetaria, aunque ello suponga coger por sorpresa a los inversores. La volatilidad de los mercados de renta variable aumentaría mecánicamente y los precios de las acciones caerían. Esto, a su vez, afectaría a los sectores cuyas cotizaciones habían subido gracias a la esperada pausa monetaria. Algunos valores cíclicos y de crecimiento estarían en primera línea cediendo parte de las excepcionales ganancias registradas desde principios de años.