La crisis a la que nos enfrentamos en 2008 no ha desaparecido. Se ha vuelto más grande y peligrosa
Capital Bolsa
Alto, muy claro. Haciendo más grande la herida: "La crisis a la que nos enfrentamos en 2008 no ha desaparecido, ya que no hemos prestado atención a su advertencia de cambiar de rumbo y reducir los niveles de deuda. En cambio, se ha vuelto más grande y más peligrosa. Lanzar dinero desde los helicópteros no hará que desaparezca este problema" (vía Instituto Mises@institutomises).
Como decía hace tiempo Jacob de Tusch-Lec, Artemis IM , "la coyuntura actual del mercado es una de las más confusas e impredecibles que hemos atravesado en años. Las reglas que se han aplicado durante el largo período de tipos de interés próximos a cero (ahora en negativo) y de flexibilización cuantitativa están volviendo a escribirse deprisa y corriendo. Durante mucho tiempo, los inversores dispusieron de un «manual de tácticas»: una serie de reglas generales, rudimentarias pero efectivas, que les indicaban cómo reaccionar ante un determinado cambio de la economía o de la política monetaria..."
Instituto Mises@institutomises
"Ahora ese manual se está haciendo trizas. Dada la complejidad de la estructura que sustenta el sistema financiero, no debería extrañarnos que el final de una década de política monetaria no convencional lleve aparejados efectos complicados e imprevisibles. Los inversores están observando diversos indicadores para ver si la estructura todavía se sostiene..."
Antonio Iruzubieta ha escrito que "Es muy sencillo criticar, mucho más que tomar decisiones y actuar. Las autoridades monetarias y fiscales han optado por la vía menos dolorosa, la fácil pero perversa de crear dinero apretando botones desde la comodidad de sus despachos, dinero «fake» claro.
Pero el dinero real, la riqueza, se consigue con el emprendimiento, el esfuerzo, perseverancia, productividad, etc…
El dinero fake genera distorsiones y desvirtúa la realidad, el exceso termina devaluando su valor y detrayendo capacidad de crecimiento económico. La riqueza real, por el contrario, además de ser sostenible y más duradera fomenta el crecimiento económico y la creación de empleo,
Inventar dinero-de-la-nada es una manera perfecta de aplazar los problemas y evitar afrontarlos con eficacia, debilita el sistema y evita tener que gestionar los recursos con disciplina o distribuir la riqueza de la forma que cualquier persona espera cuando deposita su voto en la urna.
Sin la presencia de las políticas fáciles los mercados financieros hubieran transitado por otros derroteros pero también la acumulación de deudas.
Las bolsas cotizarían en niveles más acordes con el contexto económico y con la realidad de los beneficios, los tipos de interés reflejarían el riesgo real del emisor, es decir, habrían subido obligando a los políticos a gestionar con sentido común y racionalidad, las empresas zombi hubiesen desaparecido en poco tiempo, las malas inversiones también y las condiciones financieras y monetarias habrían empeorado.
La crisis hubiese sido más dura, quizá más breve, pero ciertamente más útil.
El sistema se limpiaría de forma más adecuada y preparado para el siguiente ciclo de recuperación. Al tocar fondo, cuando la necesidad apremia el ingenio se agudiza, los ciudadanos saldrían a la calle a trabajar con ganas, ahora se quedan en casa esperando la llegada del cheque del gobierno, sin producir y cargando aún más los compromisos del Estado y la montaña de deudas.
Sin la rémora de las montañas de deuda, que hoy lastran las posibilidades de crecimiento y continuarán lastrando por largo tiempo, el entorno es más favorable para una recuperación sostenida y real.
Pero la realidad es otra.
Las bolsas se mantienen artificialmente fuertes y sostenidas en zona de máximos, emitiendo señales de riesgo desde hace semanas pero también evitando que se pueda materializar. Así, muchos inversores confían en la fortaleza de los mercados y en las posibilidades de ganar dinero fácil, la complacencia abunda anestesiada con el sentimiento y posicionamiento de los inversores en zonas extremas de optimismo y cada vez más peligrosas para el futuro de las cotizaciones..."
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Moisés Romero-Lacartadelabolsa