"Jerome Powell solo tiene opciones 'terribles' que elegir, mientras el presidente de la Reserva Federal sopesa la amenaza de una inflación histórica frente al riesgo de un desastre financiero"
El último dolor de cabeza de Powell, la reciente oleada de quiebras bancarias, apunta a una amenaza mucho mayor para Estados Unidos, dijo Luke Gromen a RealVision en una entrevista reciente. El director de Forest for the Trees, una empresa de investigación financiera, dijo que el problema central radica en la deuda y el gasto deficitario del gobierno.
"No es un problema del sistema bancario", dijo. "Es un problema de deuda soberana del G7 del Tesoro de EE.UU., de balanza de pagos". "Los bonos del Tesoro respaldan todo", continuó Gromen. “Es la garantía de todo el sistema. Entonces, si vamos a tener un problema con el Tesoro, vamos a tener un problema con todo”.
El gobierno federal tiene alrededor de 31,5 billones de dólares de deuda, lo que supera el PIB del cuarto trimestre de la economía estadounidense de 26 billones de dólares, dice el Centro de Investigación Pew. El servicio de la deuda cuesta alrededor de $400 mil millones al año, o casi el 7% del presupuesto anual del gobierno. El déficit federal también creció en casi $250 mil millones a $723 mil millones este año fiscal.
El gobierno de EE.UU. financia en parte su déficit mediante la emisión de bonos del Tesoro. El Silicon Valley Bank se derrumbó en parte porque el aumento de las tasas de interés durante el año pasado redujo drásticamente el valor de sus bonos del Tesoro a largo plazo. El prestamista optó por vender algunos de esos bonos del gobierno para apuntalar sus finanzas, lo que provocó que sus clientes entraran en pánico y retiraran sus depósitos en gran parte no asegurados. La corrida bancaria impulsó a la Corporación Federal de Seguros de Depósitos a tomar el control del banco y garantizar todos sus depósitos.
Gromen argumentó que la saga bancaria es sintomática del problema que acosa a la Fed y al gobierno de Estados Unidos. La demanda de bonos del Tesoro de los bancos centrales extranjeros ha disminuido durante la última década, y el aumento de las tasas de interés significa que la deuda del gobierno se está volviendo más cara, dijo.
Si la Fed sigue subiendo las tasas para aplastar la inflación, corre el riesgo de causar una recesión que resulte en menores ingresos fiscales, los bancos vendan bonos del Tesoro para compensar más incumplimientos de préstamos y el gobierno gaste agresivamente para apuntalar la economía, dijo. Eso exacerbaría los problemas de deuda y déficit de Estados Unidos, señaló.
Es probable que una recesión también haga bajar los precios de los activos, lo que podría disuadir a los consumidores de gastar, erosionar el PIB y causar una "espiral de muerte de la deuda", dijo Gromen. Esencialmente, la Fed tiene que elegir entre dejar que la inflación se desboque o endurecer aún más sus políticas monetarias y arriesgarse a un desastre financiero y económico.
Gromen advirtió que si Powell sigue adelante en su lucha contra la inflación, podría "colapsar el sistema", provocar la quiebra del mercado del Tesoro y provocar incumplimientos de pago de la deuda soberana occidental.
"Paul Volcker pudo ser duro porque el gobierno de EE.UU., el funcionamiento del mercado del Tesoro nunca estuvo en riesgo por lo que estaba haciendo", dijo Gromen, refiriéndose al ex presidente de la Fed que quebró la obstinada alta inflación en la década de 1980. "Ahora es culpa de Powell y podemos verlo".
"Intentó engañar a los mercados mientras sostenía una mano con débiles cartas", continuó, refiriéndose a la promesa de Powell de doblegar la inflación. "Cuando los mercados tienen una escalera real, tratar de farolear con una mano débil es un movimiento estúpido".
El consejo de Gromen para los inversores que navegan por el complicado escenario es evitar un apalancamiento excesivo, asignar del 5% al 10% de sus carteras al oro y mantener alrededor del 2% en el bitcoin, ya que espera que la criptomoneda más popular tenga un rendimiento superior.