Inflación y tipos cero, un escenario óptimo para las bolsas, pero ¿es posible?

Juan Carlos Ureta Domingo, presidente ejecutivo Renta 4 Banco

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 06 sep, 2021 19:45
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Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco

Tanto el Eurostoxx como el S&P han cerrado, en agosto, su séptimo mes consecutivo de alzas. En las Bolsas europeas, con alguna excepción como la de nuestro Ibex, cuyo comportamiento está siendo más irregular, no se había visto una racha alcista similar desde el 2013, hace ocho años. En el caso del S&P y, también con matices, porque no todos los índices norteamericanos pueden decir lo mismo, estamos asistiendo desde marzo de 2020 a una subida casi sin respiro, que se ha convertido en vertical desde el pasado noviembre.

Las Bolsas americanas y europeas han ido superando este año 2021 uno tras otro todos los obstáculos (wall of worry), incluidos algunos que podrían haber justificado claramente una corrección del 5%, como el estallido de la burbuja de las empresas de energías renovables, la subida del tipo de interés del bono del Tesoro a diez años (T bond) hasta casi el 2% en marzo, la posterior caída de dicho tipo de interés hasta el 1,20%, levantando dudas sobre el futuro crecimiento económico, la subida de la inflación por encima del 5% en Estados Unidos, la ralentización del crecimiento en China, las intervenciones del Gobierno chino en las empresas tecnológicas, la irrupción en pleno verano de la variante Delta, o el anuncio en agosto de la Reserva Federal de que reducirá las compras de bonos. Son, como decíamos, noticias que podrían haber justificado una corrección del 5% pero, lejos de ser así lo que hemos visto es, en el caso de los índices americanos y europeos, una subida constante de las Bolsas, que ha continuado en agosto.

Los primeros días de septiembre no han sido una excepción a esa racha alcista, aunque las alzas hayan sido moderadas y, además, no generalizadas. El Nikkei ha subido en la semana un 5,4% por el próximo relevo en la presidencia del Gobierno, y el Nasdaq ha subido un 1,55% tras cerrar agosto con una subida del 4%, pero el resto de los índices se ha tenido que conformar con subidas menores (S&P + 0,58% en la semana, Eurostoxx +0,26%) o incluso, como en el caso de nuestro Ibex, del Dax o del Dow Jones, han sufrido ligeras pérdidas semanales.

Pero lo más notable de la subida semanal del S&P, pese a ser, como decimos, modesta, es que se haya producido tras un informe de empleo de agosto que fue claramente decepcionante, con una creación de empleo de 235.000 puestos de trabajo frente a los 720.000 esperados y con una subida de los salarios del 4,3% en términos anuales, que anticipa más presiones sobre los precios. Un informe, por tanto, que muestra la peor combinación posible, desaceleración de crecimiento y riesgo de inflación. Aunque en un primer momento el dato impactó en los índices americanos el pasado viernes, al final el S&P cerró la sesión plano (-0,03%) y el Nasdaq subió un 0,2%. Curiosamente en la sesión previa, la del jueves, el S&P había reaccionado positivamente al dato de peticiones semanales de desempleo, que mostraba una cierta fortaleza del mercado laboral. Una vez más se comprueba que, en el ambiente alegre y confiado que vivimos, las Bolsas americanas son capaces de celebrar una cosa y la contraria casi al mismo tiempo.

Hemos comentado muchas veces cómo el dinero barato es la gasolina que está detrás de esa euforia extrema. Pero hay algo más. No solo es que la abundante liquidez se vea obligada a invertir en activos de riesgo al dar retorno negativo o cero los bonos de alta calidad. Lo que ha empezado a asomar este verano es algo diferente y que va más allá. Podríamos resumirlo diciendo que, aunque haya inflación la Fed y el BCE no van a subir los tipos de interés. Ese es el mensaje que dejó implícitamente Powell en Jackson Hole, un mensaje que eleva el potencial alcista de las Bolsas aún más. Si de verdad la Fed no sube los tipos, aunque la inflación se instale de forma duradera por encima del 3%, el escenario es explosivamente alcista para las Bolsas. Nadie invertirá en renta fija ni en crédito, nadie, en definitiva, será prestamista para recibir un interés cero o negativo y para recuperar al cabo de cierto tiempo el dinero prestado, pero con un poder adquisitivo mucho menor debido a la inflación.

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