Imposible sólo hasta mañana
Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4 Banco
La sociedad europea actual adolece de una falta de compromiso hacia la palabra dada y los acuerdos alcanzados entre las partes. Esto lleva a que los acuerdos, o incluso las normas, se pongan en cuestión por los motivos más diversos.
En la última semana ha sido motivo de debate la solicitud de condonación de la deuda pública en manos del BCE, petición realizada por relevantes figuras de los dos partidos que componen el Gobierno español. Como no podía ser de otra manera, enseguida han salido voces desde el propio BCE (Lagarde y De Guindos), desde el mismo Gobierno (la ministra Nadia Calviño) y un largo ramillete de economistas argumentando que dicha medida iría contra los tratados europeos y contra las normas de funcionamiento del BCE. Lamentablemente, la experiencia de los últimos años indica que, aunque los tratados sean claros al respecto, siempre se puede encontrar la forma de sortear la norma y lograr el fin buscado, aunque mate el espíritu de los tratados.
Actualmente la cantidad de deuda pública española en manos del BCE asciende a casi 300 mil millones de euros, o un 25% del total de la deuda española. Con los programas de compras de bonos anunciados, esta cantidad se incrementará en casi otros 100 mil millones de euros durante este ejercicio. El BCE previsiblemente añadirá a su balance un volumen de bonos equivalente a todo el déficit público español estimado en este ejercicio.
Si se hace un poco de historia de las actuaciones del BCE y de las autoridades de la Eurozona es fácil comprobar como los tratados y las normas de funcionamiento del BCE han sido adaptadas en la práctica, aunque dichas decisiones evidentemente han ido contra el espíritu de las normas. Algunos casos concretos.