¿Estados Unidos perdió la guerra comercial contra China?
En 2018, Donald Trump tuiteó: "Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar". ¡No tan rapido! Una guerra comercial representa una batalla económica entre dos países. Un país golpea a otro país al aumentar los aranceles de importación y al imponer numerosas restricciones al comercio.
En enero de 2018, Donald Trump inició la cruzada imponiendo aranceles y restricciones comerciales a China para obligarla a cambiar ciertas prácticas y regímenes comerciales. Otra razón clave por la que Trump abogó por aumentar estos aranceles es reducir en gran medida o incluso eliminar el déficit comercial de EE.UU. Las guerras comerciales se utilizan inicialmente para proteger las industrias locales, mejorar la actividad económica y abordar los problemas de calidad empresarial.
Estos factores mencionados se denominan políticas proteccionistas. Los expertos argumentan que, a largo plazo, estas políticas perjudican a los consumidores y las empresas a medida que la inflación aumenta radicalmente.
Los formuladores de políticas sostienen que las políticas proteccionistas pueden estar bien elaboradas y pueden proporcionar ventajas viables como: castigar a las naciones con políticas comerciales poco éticas, mejorar los déficits comerciales, promover el crecimiento del empleo local, aumentar la demanda de productos fabricados localmente y proteger a las empresas locales de la competencia.
Los críticos argumentan que, a pesar de estas ventajas, los alarmantes inconvenientes perjudican aún más a la economía, porque estas políticas desalientan el comercio, provocan escasez en el mercado y dañan las relaciones diplomáticas.
A pesar del acuerdo comercial que se produjo en 2020 que alivió algunos de los aranceles y políticas, el futuro de las cadenas de suministro globales sigue siendo incierto. Ahora le toca al nuevo presidente, Joe Biden, decidir si se mantiene la guerra comercial dentro del mismo marco en el que la administración Trump la había puesto en práctica.
Si Estados Unidos continúa aumentando las restricciones a la industria tecnológica china, la modernización de China no prosperará lo suficiente. Esta es una amenaza existencial para el crecimiento económico chino y para el mundo entero.
Durante la pandemia del coronavirus, EE. UU. requirió con urgencia equipos médicos de China que demostraron que las políticas proteccionistas rigurosas en China nunca pueden sobrevivir realmente, ya que se deben hacer acuerdos con la mayor economía manufacturera y exportadora de bienes del mundo.
Por tanto, la guerra comercial fue sin duda un fracaso. Numerosos economistas realizaron encuestas y concluyeron que la batalla con China hará más daño que bien a la economía estadounidense. Es costoso y debe abordarse de maneras alternativas.
A pesar de que ambos países se vieron afectados negativamente por la guerra comercial, EE.UU. perdió la guerra contra China, ya que contribuyó a mayores costos de fabricación, precios elevados para los hogares estadounidenses y un crecimiento económico más lento.